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Un poco m�s de tiempo
Hermano Pablo
Colaborador
Comenz� muy peque�o. Apenas un globito insignificante. No hac�a notar su presencia, pero fue creciendo, y cuando lleg� al tama�o de una uva, el ni�ito Ron MacCorkle, de ocho a�os de edad, de Montevideo, Uruguay, qued� paralizado. �Qu� era? Era un aneurisma: un globo de sangre en la pared de una arteria. Y ese globito de sangre puso a Ron al borde de la muerte. Lo llevaron de emergencia al hospital, y cuando los m�dicos lo examinaron, sab�an que no podr�an tardarse m�s de sesenta minutos en la operaci�n. Para operarlo se requer�a enfriar su cuerpo a una temperatura de por lo menos quince grados cent�grados. Pero nadie puede sobrevivir m�s de sesenta minutos en tal estado. La operaci�n dur� setenta y dos minutos, doce m�s del tiempo l�mite. No obstante, pudieron salvar al ni�o. �Dios nos dio doce minutos de m�s,� dijo el doctor Roberto Espinoza, el neurocirujano que realiz� la proeza. Esta fue otra haza�a m�dica. La operaci�n se prolong� m�s all� del tiempo debido, pero todos en la sala de operaciones, incluyendo familiares, parientes y amigos, oraron. En su oraci�n dijeron: �Por favor, Se�or, dale al ni�o un poquito m�s de tiempo.� Y el cuerpo del ni�o pudo resistir ese otro poco. �Un poco m�s de tiempo� puede aplicarse a muchas cosas en esta vida. Tenemos, por ejemplo, al joven universitario que necesita �un poco m�s de tiempo� para terminar su tesis, la cual puede significarle toda un carrera. Y tenemos, tambi�n, al marido que tiene la osad�a de suplicarle a la esposa, �un poco m�s de tiempo� mientras decide si deja o no a la amante. Hay muchos que piden �un poco m�s de tiempo�, pero el m�s arriesgado de todos es el que le pide �un poco m�s de tiempo� a Dios. Hay un momento en nuestra vida en que sentimos el llamado de Dios. Es un llamado inconfundible. Sabemos que es Jesucristo quien nos est� llamando. ��Vengan a m� todos ustedes que est�n cansados y agobiados, y yo les dar� descanso� (Mateo 11:28), y a�n as� tenemos la osad�a de contestar: �Dame un poco m�s de tiempo.� Dios nos busca en el tiempo de nuestra mayor necesidad, pero el Esp�ritu de Dios no contiende para siempre con nosotros. Pueda que en ese �poco m�s de tiempo� se nos cierre la puerta y jam�s volvamos a o�r la invitaci�n de Dios. La Biblia dice que el d�a de salvaci�n es hoy, y el tiempo, ahora mismo. Hoy, cuando todav�a podemose o�r su voz, hagamos de Cristo, el Se�or de nuestra vida. Ma�ana puede ser muy tarde.
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