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A pesar de que muchas veces la autoridad es impopular, es imposible concebir una existencia social sin autoridad. En una sociedad caracterizada por la complejidad de sus instituciones, debe prevalecer un principio de autoridad racional que no menoscabe la dignidad de la persona, ni pase los límites impuestos por el derecho.
El positivismo es una corriente filosófica, de pensamiento jurídico, social y ético, que sostiene que la sociedad no puede subsistir sin orden y el orden está garantizado por las normas jurídicas, que aunque, imperfectas, deben cumplirse.
Luego de los excesos del autoritarismo dictatorial que reprimió la libertad en Panamá, ha devenido, quizá como consecuencia de esos excesos, una ausencia de respeto a la autoridad. De allí, se da un breve paso y se cae en la violencia.
En el sistema educativo panameño, hay crisis de autoridad. Se inicia en el aula, donde el docente ve amenazada su función rectora por el irrespeto del estudiante y del padre o madre de familia que resuelve los problemas con la prevalencia del grito (preámbulo de la agresión) o con la agresión misma, formas degenerativas de una sociedad poco culta. Pero los educadores, constituidos en guías sociales por razón de su función formativa, no pueden saltar el orden jerárquico ni constituirse en representantes de la conflictividad. |
