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EL CHICO DURO DEL SUNTRACS SE DESTAPA
Saúl Méndez sueña con cambiarlo todo

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Minerva Bethancourt
Crítica en Línea

Saúl Méndez Rodríguez es uno de los dirigentes sindicales más combativos, quizás radical para algunos empresarios. El hijo del chiricano Eustaquio Méndez, ex miembro de la Fuerza Pública y de la coclesana Luzmila Rodríguez, nació el 26 de diciembre de 1969, en la ciudad de Colón.

El secretario de Defensa del Sindicato Unico de Trabajadores de la Construcción (SUNTRACS), ya tiene 31 años y no cree que pueda alcanzar su jubilación. Quiere que se le recuerde siempre como un "luchador social".

En el Día del Trabajo, Méndez relata que su momento más triste fue en 1994 cuando no pudo estar junto a su padre cuando murió.

El sindicalista se encontraba en Bocas del Toro, en una gira para concienciar a los obreros, sobre las reformas al Código de Trabajo, que promovía el entonces mandatario Ernesto Pérez Balladares.

Con la voz quebrada, el duro sindicalista reconoció que ese día tuvo la oportunidad de regresar en avión, pero sin prever lo que ocurriría, optó por viajar por mar y tierra. No pude ver por última vez con vida al "viejo" que esperaba que "yo llegara y nunca llegué", lo que me afectó notablemente.

Saúl Méndez desarrolló estudios primarios en la escuela República de Bolivia en Colón.

Cursó sus dos primeros años de secundaria en el colegio Rufo Garay y el tercer año en la Escuela República de Francia, esta última en Chiriquí.

En el Instituto Profesional y Técnico de Colón (IPTC), se graduó de Mecánica de Precisión, con especialización en Soldadura.

Es en el IPTC donde se inicia su formación política e ideológica, cuando resulta electo por dos años como secretario general de la Asociación de Estudiantes.

Asistió al Centro Regional Universitario de Colón para optar por la carrera de Ingeniería Civil, pero sólo cumplió tres semestres, las responsabilidades familiares le hicieron alejarse de los estudios.

Saúl es casado desde hace una década con Isabel Cuadra. Tiene dos hijos, Saúl Jr. de 11 años y Kadir Amilcar, de siete años.

Incursiona en el movimiento sindical en 1989, cuando laboraba en la empresa textilera Green Bay de la Zona Libre, donde constituyó un sindicato, para luego ser despedido por reclamar el pago de horas extras de sus compañeros y el cumplimiento de la convención colectiva.

En 1990 se le presentó la oportunidad de trabajar como soldador en una empresa constructora y posteriormente lo contratan como ayudante general en la constructora Yin y Asociados y ese mismo año sus compañeros lo eligen como representante sindical para involucrarse directamente con el SUNTRACS, una de las centrales obreras más combativas del país.

Para 1992, alcanza la subsecretaría de Defensa del SUNTRACS y luego desde 1994 logra la secretaría de Defensa, cargo para el que ha sido reelegido varias veces.

No se considera radical, sino como una persona que dice abiertamente y con fuerza lo que piensa.

Cada uno tiene su personalidad. Genaro López y Saúl Méndez tienen cada uno un carácter diferente, sostiene el sindicalista, que no cree que deba "moderar en nada" su forma de ser.

La labor como dirigente de los trabajadores le concede a Méndez poco tiempo para su vida familiar. "Los pocos momentos libres trato de hacerlos agradables para mi familia", expresó Saúl.

Con emoción narró que uno de sus momentos más gratos es compartir con su madre, esposa e hijos y visitar a sus abuelas que viven en Colón y Chiriquí.

Reveló que durante su vida como dirigente estudiantil tuvo que abandonar su casa por espacio de tres meses, ya que su padre quien era miembro de la Fuerza Pública, recibió órdenes de capturarlo e incluso fue trasladado y amenazado por sus superiores.

Méndez también dice que no cree en los partidos políticos ni en los Organos del Estado, "porque no cumplen con su papel". Además no censura la revolución, como opción de los pueblos para lograr una transformación social.

Méndez sostuvo que existía animadversión mutua con las Fuerzas de Defensa de Noriega, pero cuando se produce la invasión y se llama al pueblo a tomar las armas, él adoptó la "actitud correcta" de pedir los fusiles, sin ser "batallonero", porque la Patria estaba por encima.

DE LA DILIGENCIA A LA PRESIDENCIA

El número dos del SUNTRACS dice que si fuera Presidente de Panamá establecería un proyecto de corte popular para "cambiar el orden económico, social, jurídico y hasta ideológico". Reformaría los medios de producción, la tenencia de tierras, aplicaría una redistribución de las riquezas y "soñaríamos" con acabar las lucha de clases entre ricos y pobres.

"Yo no creo en el actual sistema capitalista, sino en una nueva sociedad con un modelo social distinto y práctico". El socialismo es una alternativa real al modelo "neoliberal vigente", dijo sin sonrojarse el dirigente obrero.

Alegó que el "presidente" Saúl Méndez mantendría una posición "dura" con los organismos financieros internacionales "para exigir la condonación de la deuda externa y de ahí partir de un plan nacional que se ajuste a las necesidades del país".

Saúl Méndez también calificó como lógicas las constantes manifestaciones del sector obrero. "Si les quitas conquistas, cómo no van a protestar", manifestó.

Resaltó que la sociedad panameña no puede supeditarse a modelos foráneos, por lo que "de un momento a otro llegará un cambio".

Mirando hacia el futuro, Méndez no cree que dedicará toda su vida al sindicalismo.

"Si no logramos un cambio en el proyecto obrero que hemos concebido, regresaré a mi trabajo como cualquier obrero de la construcción", pero duda que pueda jubilarse.

"No creo que mi vida dé para tanto como para jubilarme, porque el camino de un dirigente es muy difícil y siempre se está expuesto a riesgos", aunque resaltó que como a cualquiera persona, "la muerte no le agrada a nadie".

 

 

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"No creo que mi vida dé para tanto como para jubilarme, porque el camino de un dirigente es muy difícil y siempre se está expuesto a riesgos", aunque resaltó que como a cualquiera persona, "la muerte no le agrada a nadie".

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