Un trabajador comerciante, quien manejaba buen dinero de sus negocios estaba casado con una hermosa y joven mujer, con la cual tenía varios hijos.
Un buen día, la elegante mujer se encaprichó en que quería operarse para no tener más hijos.
A la guapa mujer, le hicieron la operación. El marido buscaba a su mujer, para tener relaciones: pero la esposa siempre se le negaba. Pasaron los 12 meses, y no le había visto siquiera, la operación a su esposa.
El esposo le comunicó a su esposa. La próxima semana, yo mismo voy a manejar la Chiva Gallinera, para que el chofer descanse. Llegó el día y recogió la carga. En la madrugada del día siguiente salió el adinerado comerciante hacia Panamá.
Nuestro exitoso comerciante interiorano tenía su plan. Descargó su carga, pero de inmediato se regresó, con muchísima calma. A la media noche llegó y dejó la Chiva Gallinera en las afueras del pueblo. A pie, llegó hasta el portón del patio de su casa �Estaba abierto! Cruzó el patio. La puerta trasera de su casa... �estaba abierta!
En la silenciosa noche oyó un jadeo sexual en otro cuarto. Allí encontró a su esposa realizando el acto sexual con otro hombre.
Impulsivamente sacó el revólver, pero en seguida lo enfundó. Sigilosamente salió de la casa y del patio. Buscó a dos respetables vecinos y los llevó. Su guapísima esposa, desnudita, yacía dormida, después de haber sentido un glorioso orgasmo. Su amante extasiado dormía.
Mientras, el esposo busco al padre de su esposa y a los dos testigos. Cuando la esposa llegó para preparar el desayuno la llaman a la sala. Su padre le dice:
�Hija! Su esposo la encontró anoche desnudita con otro hombre, y tiene a estos dos testigos.
La hermosísima mujer, atribulada y acorralada, apenas logró decir, cómo excusa...
�Pero papá...�Si yo sólo le estaba enseñando la operación!
