�Qué significa ese refrán de que los trapos sucios se lavan en casa? Que nadie fuera de nuestro entorno tiene que estarse enterando de los asuntos escabrosos de nuestras vidas.
Esto es lo que parecen olvidar (o no les parece importar) a algunos gritones en las barriadas de nuestro país.
Ejemplo perfecto de esto son las peleas conyugales. Si nuestra pareja hizo algo que no nos gustó, o nos ofendió, lo correcto para ella
él y usted es que discutan el problema en privado, preferiblemente, en la comodidad y confidencialidad de la propia residencia.
Esos espectáculos de gritadera, lágrimas, gaznateos e insultos en plena calle sólo lo hacen quienes no se quieren a sí mismos ni a la pareja.
Algunas parejas gritan tanto, que incluso si están peleando en su propia recámara, los escucha el vecindario completo. Después se preguntan extrañados cómo fue que todo el mundo se enteró de sus secretos personales.
Ningún matrimonio o noviazgo es perfecto. El 99% de las relaciones en pareja tienen diferencias de criterios y encontronazos. Y es saludable decirle al cónyuge inmediatamente y claramente qué es lo que no nos gustó que hicieron. Pero que todo quede entre los dos. A los demás no les importa.
O mejor dicho, no debería importarles, porque siempre hay cada bochinchoso que le encanta escuchar las peleas de los vecinos.
�Acaso vamos a darle el gusto a los malos vecinos para que después anden repitiendo todo lo que uno gritó imprudentemente?
Ventilar nuestros trapos sucios en público nos deja como el "hazme reír" del barrio. Tengamos cuidado la próxima vez que discutamos nuestra intimidad. Recordemos que las paredes oyen.
