Un parricidio enlutece a todo el país

Redacción
Crítica en Línea

El pasado martes en horas de la mañana la comunidad nacional y los moradores de la urbanización, Cerro Viento fueron testigos de un lamentable parricidio o cuadro familiar en donde un hijo le quita la vida a su propio padre, en esta ocasión por una severa crisis de su enfermedad mental.

Las autoridades médicas del Hospital Psiquiátrico, confirmaron que efectivamente Javier Acevedo, de 42 años, había ingresado a ese centro de salud mental, desde el año 1979 cuando él tenía 22 años y era un paciente que aceptaba ser controlado, a través de sus antisicóticos o medicamentos para pacientes que sufren de esquizofrenia paranoide.

Según algunos psiquiatras consultados la esquizofrenia paranoide significa etimológicamente división, lo que ocurre en la mente del paciente, es decir que hace un mundo aparte, producto de los cambios químicos que tiene el individuo a nivel cerebral.

Agregan los psiquiatras que el paciente tiene su propio mundo y existe también el mundo que lo circunda, pero si tiene plena convicción de las cosas que él piensa, ve, oye o escucha, entonces se generan las ideas delirantes o alucinaciones porque él puede escuchar voces, que le dan órdenes, que lo acusan, que lo insultan y cree en lo que esta escuchando.

En torno al contenido del delirio, los psiquiatras indican que es muy variable, sobre todo obedece a fundamentos de tipo cultural es decir a mayor cultura su delirio será más rico, más productivo o más florido como lo determinan los especialistas, pero la persona vive en un mundo diferente al real y se mobiliza de acuerdo a esas ideas.

Sin embargo los especialistas aclaran que la esquizofrenia no es sinónimo de agresividad, violencia o que el paciente sea un homicida o asesino, aunque existan pacientes que en algún momento determinado pudieran presentar crisis de agresividad.

El caso de Javier Acevedo, refleja una evolución por 20 años de la esquizofrenia paranoide, en forma satisfactoria en donde estaba a punto de terminar sus estudios y alcanzar un título en filosofía. Pero al no continuar el tratamiento que le controlaba su enfermedad, añadiéndole el consumo de alcohol, era evidente la llegada de una recaida la cual desgraciadamente atentó contra la vida de su padre Juan José Acevedo.

Por otra parte la tésis real de lo que afectó a Javier, es la relación sentimental o afectiva con una joven que ejerció algún tipo de presión sobre él, para que abandonara sus medicamentos ya que, en el grupo religioso al cual pertenece no es aceptado el consumo de "drogas".

Además aparentemente la discordia en la familia Acevedo, era precisamente por la relación afectiva que mantenía Javier con la joven religiosa, según nos cuenta una persona cercana a la familia oriunda de chitré.

Uno de los psiquiatras que atendió a Javier por mucho tiempo determinó que efectivamente esta mujer le sugirió que dejara los medicamentos para controlar su enfermedad mental, ya que en la práctica religiosa de ese grupo no se admite el consumo de pastillas porque son consideradas como "drogas".

En una residencia cercana a la familia Acevedo, uno de los amigos de Javier, quien señaló que fue la última persona que habló con él, (viernes en la tarde), indicó que estaba muy ansioso, y al conocer su afición por el Ajedrez, le prestó un libro de esta disciplina mental. Pero además hacia preguntas sin ningún sentido y le reveló que estaba leyendo el capítulo del Apocalipsis, de la Sagrada Biblia.

Por su parte otro de los psiquiatras que atendió a Javier, por espacio de siete años, indicó que aunque la enfermedad es de larga evolución, no implica que necesariamente deba estar recluido en una institución psiquiátrica, sobre todo si se le explica a los familiares como deben seguir el tratamiento en casa.

Algunos especialistas señalan que es importante detectar en este tipo de pacientes cuando se requiere solicitar ayuda de las personas competentes, porque en el Hospital Psiquiátrico siempre se atenderán en forma eficaz a cualquier paciente que sufra de algún trastorno mental.

Los medicamentos que son utilizados por los pacientes que padecen de esquizofrenia paranoide son los antisicóticos y neurolépticos.

Al suspenderse este tratamiento de forma repentina y sin ninguna vigilancia médica, regresan todos los síntomas, por lo que el control de esta enfermedad debe darse mensualmente y así se hubiese evitado el lamentable parricidio. Los médicos señalan que una persona ajena a la familia tuvo influencia directa sobre Javier, para que abandonara sus medicamentos y el tratamiento. Además mientras recibía atención médica durante 1997, se pudo detectar que la persona que mantenía una relación afectiva con él, era la responsable de los cambios de actitud de Javier para con el psiquiátra, la última vez que ingresó al Psiquátrico.

 

 

 

 

 

 




 

Según algunos psiquiatras consultados la esquizofrenia paranoide significa etimológicamente división, lo que ocurre en la mente del paciente, es decir que hace un mundo aparte, producto de los cambios químicos que tiene el individuo a nivel cerebral.

 

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