Un avión de la aerolínea rusa Aeroflot, que cubría la ruta entre Moscú y Ginebra con 168 pasajeros a bordo, aterrizó de emergencia en el aeropuerto internacional de Praga después de que un viajero embriagado amenazase con detonar una bomba, informó la Policía checa.
El supuesto secuestrador, que había pedido cambiar el rumbo del vuelo hacia El Cairo, fue reducido a bordo por los pasajeros y detenido por las fuerzas de seguridad checas tras el aterrizaje.
"Todos los pasajeros están bien, han sido trasladados a una instalación habilitada para estos casos y hay psicólogos a su disposición", dijo Eva Krejci, portavoz del aeropuerto de Praga.
La prensa checa especuló con que una pelea matrimonial fue el desencadenante del incidente.