Estamos acostumbrados al sonido y la magia de los tambores. Especialmente para fiestas populares como los carnavales, festividades patrias, patronales o de otro tipo. Pero, es poco común que su cadencia se haga presente en navidad.
Pues bueno, no es así en el Darién. Esa provincia tiene una forma muy singular y llamativa de adorar al Niño Dios, lo hacen con el Bunde. El ronco quejido de los cueros se deja escuchar con fuerza para rendir honores al “Niño Dios” durante el mes de diciembre, pero tiene sus puntos culminantes el 25 de diciembre, fecha de nacimiento de Jesús y el 6 de enero, el Día de los Reyes Magos.
GARACHINE, CUNA DEL BUNDE
Edmundo de la Cruz, de la Dirección de Folclor del INAC y especialista en temas culturales y folclóricos aclaró que el Bunde es una costumbre netamente darienita. Esta tradición con el que se homenajea a Jesús con música y baile.
Esta manifestación estaba extendida por casi todos los asentamientos humanos de Darién, pero se ha ido reduciendo y actualmente está circunscrita práctiammente sólo a la región de Garachiné.
Como indicio que esta hermosa costumbre, netamente religiosa se mantiene viva, algunos pobladores la han llevado a otros lares. Además de Garachiné, un grupo de darienitas procedetes de ese lugar, practica el Bunde en San Miguelito.
Ese grupo es encabezado por la familia Murillo y se denomina “Raíces Darienitas”. Cuenta con el apoyo y coordinación de la Pastoral Afrocaribeña.
COPLAS PARA “EL BUEN JESUS”
La tradición consiste en la confección de una especie de nicho o representación del nacimiento del Mesías. Tal nicho se ubica en una residencia o local previamente establecido. De allí se muda a otro sitio que se estime conveniente.
Frente a ese nicho se ubican los músicos con sus instrumentos, los bailadores y el pueblo que concurre a ver el espectáculo.
Las coplas que se cantan son exclusivamente relacionadas con alabanzas al “Niño Dios”. Ante el “Niño” Dios sólo baila una pareja a la vez, que se turna para rendirle homanaje. Las parejas se van turnando una por una. Siempre se baila frente al nicho donde reposa el “Rey del Universo”.
Desde luego, los concurrentes comparten y disfrutan de los alimentos preparados especialmente para degustar en la ocasión y que también tienen un sabor netamente tradicional y al estilo darienita.