OPINION

CUARTILLAS
"Paz en la Tierra"

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Hace dos mil años, un fenómeno astronómico apareció en el firmamento. Desde el Asia, los maestros de la ciencia descubrieron que esta aparición celestial tenía un fin netamente religioso. Los astrólogos, muy adeptos a la definición de los eventos celestiales, consideraron que esta "Estrella", era en realidad el aviso de la aparición de un rey salvador, un redentor.

La Estrella de Belén guió a los magos de Oriente en la búsqueda del Niño Dios, convirtiéndose en un buen ejemplo de la esperanza de las naciones por encontrar un mundo lleno de paz. Para los cristianos de todo el mundo, el significado de la Navidad debe tomarse muy en cuenta, mucho más ahora que nuestra civilización pasa por un terrible momento, lleno de escabrosas guerras, conflictos globales y crisis económicas. El hombre no acepta la Paz y la Concordia. Por desgracia prevalecen los discursos agresivos y el lenguaje de las armas.

Es una gran coincidencia que en el mismo lugar del planeta en donde nació Jesucristo, ahora haya un serio conflicto interreligioso que amenaza con recrudecerse. La Segunda Intifada en las regiones palestinas, la presión sobre Israel, la Guerra en Afganistán y la lucha contra el Terrorismo se concentra en la denominada Luna Creciente Fértil, arco geográfico que abarca a los países ubicados entre los grandes ríos bíblicos como lo son el Nilo Egipcio y los cauces de agua del Tigris y el Eufrates.

La Humanidad ha tenido dos mil años para pensar en un futuro promisorio. Cuando Dios nos regaló al Niño Jesús en Belén, fue con el objeto de que todos los hombres pudieran comprender que el amor del Creador llega más allá, pues el sacrificio del Mesías ha de lograr la Redención y el perdón de los pecados.

Una opción para lograr la paz mundial debe fundamentarse en la tolerancia religiosa. El Ecumenismo es una alternativa, pues hay un punto de concordancia general entre las tres grandes religiones monoteístas del globo: Tanto el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo, creen en un solo Dios. Sea Yahvé, Dios o Allah, es el mismo ser divino al que los antiguos patriarcas se refieren desde el principio de los tiempos. No se comprende entonces, la razón por la cual hay tantas diferencias en conceptos acerca del destino de la especie humana.

En esta Navidad, hay que rezar por la salvación de nuestra civilización. Hemos llegado al punto en que resolvemos los problemas con la fuerza bruta. Si alguien ataca, hay que matarlo. No consideramos siquiera lo que le pasa al Prójimo, el no me importa reina y la mezquindad es la base de la sociedad actual. El materialismo se adueña de las mentes, abandonado el amor como política primordial de nuestras vidas.

Jesucristo dejó para el mundo un mandamiento: "AMAR AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO". El día en que cumplamos a cabalidad ese precepto, la paz llegará al corazón de los hombres.

 

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