Todavía no es tarde para compartir. Aun cuando haya pasado la Noche Buena, y el día del nacimiento de Jesús esté ya avanzado, todavía hay oportunidad de tomar algo de lo que tenemos en la mesa o debajo del árbol, y entregarlo a quienes no han tenido nada.
La caridad no es una moda ni una exigencia social. Hay quienes la practican porque se ve muy bien hacerlo en el grupo social o cívico donde se desenvuelven, o como fórmula de etiqueta. Sin embargo, dar a quienes no tienen las oportunidades de tener, no tiene nada que ver con la vida en sociedad (entendiéndola como fórmula de comportamiento). Más bien es una necesidad de los grupos humanos que, sabiendo que existen otras personas que no han podido avanzar en el camino de la vida, necesitan de uno para no perder del todo las esperanzas.
Es cierto que hay quienes se aprovechan del buen corazón de los buenos samaritanos para cruzarse de brazos, esperando que otros hagan el trabajo y le den el "regalo" de Navidad, por ejemplo. No obstante, a esos también hay que tenderetes la mano, tal vez no con cosas materiales, sino dándoles las oportunidades para que se ganen el sustento y respondan por su propia vida y la de sus hijos.
Para hay una gran masa de gente que verdaderamente es víctima de la falta de oportunidades, porque quienes han tenido la responsabilidad de dárselas, no han hecho nada, usando la política para beneficio propio y nada más. Si tenemos un pedazo de pan, partámoslo para darle a los pobres. Solo así habrá equilibrio y vida en paz en este mundo. |