¿Cuánto le cuesta al erario la formación de un agente de investigación para ejercer en la Policía Técnica Judicial? Esta pregunta debe hacérsela el Ministerio de Gobierno y Justicia, antes de reclutar aspirantes para laborar en esa dependencia, dado el hecho de que, desde su creación, la PTJ enfrenta, periódicamente, purgas masivas y despidos, a consecuencia de conductas irregulares y delincuenciales que dañan la buena imagen del resto del personal serio y responsable.
¿Cuántos de los funcionarios cesados por casos de malos manejos de información y fondos en esa institución pública pagaron por su reprochable actuación?
La sociedad entera sabe que el delincuente que más daño hace es el que está dentro de las instituciones de seguridad, ya que desde allí puede manipular, desviar, encubrir y retardar los procesos de investigación, búsqueda y captura de elementos perniciosos dedicados al robo, el crimen y otros desajustes sociales.
Descubrir ocho inspectores involucrados en conductas irregulares como ocurrió recientemente nos deja a los panameños el sabor amargo de que en esa oficina del Estado las cosas no andan bien, máxime en un país donde los índices de asaltos, robos, crímenes, violaciones y demás prácticas dolosas se han disparado vertiginosamente.
¿A quién puede atenerse la ciudadanía en caso de ver vulnerados sus derechos, si en las esferas investigativas están ocurriendo situaciones como las expuestas?
Esto me hace recordar una anécdota de un país de América donde, años atrás, los estamentos de seguridad pública fueron víctima de la corrupción galopante, al punto que sus habitantes acuñaron la frase, “si te asaltan, por favor no grites, puede llegar la policía”. |