Un profesor dijo una vez que el panameño es 100% bochinchoso y 100% vidajena, pero le faltó decir también que es 200% pura pifia. ¿Saben por qué? A todos les gusta enseñar lo que tienen, más en esta época de Navidad.
El mes de diciembre es un mes hermoso. Todos desempolvan sus adornos, arbolitos y colocan la mayor cantidad de foquitos para convertir su casa en un cuento de hadas que brille desde lo lejos.
¡Qué linda se ven las residencias cuando se encienden las luces! No hay que dudar que es un evento artificial muy hermoso. Es como esos juegos pirotécnicos que disfrazan el cielo de esplendor, pero hay una luz más hermosa que la mayor cantidad de foquitos que se pueda comprar o la mayor cantidad de fuegos artificiales que se puedan explotar. Esa luz tiene nombre y se llama Jesús.
Un hogar sin esa luz no podrá brillar de verdad, por ello te invitó a buscarla. No hay que ir a una tienda a comprarla. No, no la venden así. Esa luz es gratis y la puedes recibir hoy mismo, no importa dónde estés. La regla para recibirla es abrir tu corazón. Piensa que tu corazón es una puerta y alguien la está tocando desde que naciste con ganas de entrar. ¿Alguna vez has escuchado el toc, toc, toc..? Si lo has escuchado es por alguien te habló de Jesús una vez en tu vida, pero nunca le abriste la puerta. Hoy pueden ser un día lindo para escuchar de nuevo ese sonido en la puerta porque del otro lado hay alguien que prefirió dar su vida por tí. El se compadeció de todos y dijo: Prefiero ir a la Cruz y recibir el castigo por el pecado de todos. Así lo hizo porque nos ama.
En esta Navidad ponle a tu casa esa luz que hará brillar tu vida, no sólo en los meses de diciembre. Es una luz que queda encendida por la eternidad.
Si la quiere recibir solo repite: "Señor, perdona mis pecados. Quiero abrirte la puerta de mi corazón para recibir tu luz y cambiar mi vida. No puedo con mis cargas, por favor, te necesito. Te pido esto en el nombre de tu hijo Jesús. Amén.