La infestación por contacto directo, por proliferación ambiental o por falta de higiene y control oportuno, pueden ser entre otras las causas de las parasitosis en los animales.
Los parásitos externos son microorganismos o insectos muy pequeños que infestan el animal, hospedándose en su piel, alimentándose de la sangre y actuando como agentes o vectores de enfermedades. Los principales y más comunes parásitos, son pulgas, garrapatas, sarna, piojos y mosquitos.
Estudios han relevado que estos parásitos pueden causar grandes pérdidas económicas a los productores y por ende ocasionar trastornos o enfermedades a los seres humanos y a los animales. En cuanto a los insectos, estos pueden causar anemia, irritaciones de la piel y actuar como agentes transmisores de un sin número de enfermedades.
En relación a la pulga, es el parásito más común e irritante que afecta a pequeñas especies como los perros y gatos, así como a las propias personas. Estas pueden causar problemas serios de dermatitis alérgica, debido al contacto de la saliva con la pulga.
Las garrapatas son también entre otros los parásitos externos de mayor complicación, ya que al ovopositar, es decir puede poner entre 600 o más de 6, 000 huevesillos estos se reproducen de manera alarmante y los animales sufren si no son atendidos oportunamente. Se calcula que un animal con más de cien (100) garrapatas puede perder anualmente en su productividad de 40 a 50 kilos de peso vivo. Esto se debe a la pérdida de sangre y masa muscular, considerándose un impacto económico fuerte producido por los ectoparásitos, y en la producción láctea esta se puede ver afectada hasta en un 20%.
Algunas causas del parasitismo externo (garrapatas) pueden dar como efecto directo la pérdida sustancial del peso del animal, pérdida de apetito, deterioro de las pieles y la transmisión de algunas enfermedades tales como la Babesiosis, Anaplasmosis, Ehrlichiosis, Pasteurelosis, Carbón sintomático, Mal de Lyme, Tularemia entre otras.