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INQUIETUDES
Justicia panameña
Desde hace mucho tiempo la justicia panameña es cuestionada desde las instancias inferiores hasta los más encumbrados jueces. Lo ocurrido a nuestra familia es una muestra del deterioro que existe y que urge una urgente reforma judicial. El hecho de ladrones que roban y al día siguiente los ve usted en la calle por gestión de abogados, tendrá que ser reglamentado porque es evidente que los delincuentes están actuando en Panamá con toda impunidad. Ladrones que roban hoy y mañana están libres.
Hace como un mes un ladrón de nombre Pascual se introdujo en la recámara de mi residencia con el objeto de robar y quien sabe qué otra cosa. A los gritos desesperados de mi hija, el delincuente salió huyendo aunque ya se había apropiado de la cartera de mi hija y varios discos compactos. El ladrón al verse acosado intentó escapar saltando por el balcón de mi casa, pero no contó con la baranda del citado balcón iba a ceder y se fue abajo del mismo golpeándose considerablemente. Un patrullero que hacía ronda de madrugada lo vio tirado en el piso pero como mi esposa no le presentó acusación inmediata, los policías soltaron al malhechor unos metros más adelante. Hubo que hacer diligencia en todas las corregidurías y la de turno porque el caso lo trasladaban de una instancia a otra, hasta que al fin pudimos detenerlo con dos policías que se ofrecieron para la captura. La propia madre del sindicado se resignó ante los hechos y nos entregó al delincuente. Debido a los golpes al caer del balcón, el tal Pascual permaneció hospitalizado quince días, hasta que se celebró la audiencia en la corregiduría de Santa Ana. Después de decir que esos golpes de la caída los había recibido en una pelea en La Chorrera, aunque no sabía con quien había peleado, el delincuente le admitió a mi esposa el robo y le solicitó que lo perdonara. Pascual tiene antecedentes de otras fechorías y otra vez, como las anteriores, sus familiares trataron de interceder para que retirara la acusación a lo que, por supuesto, se negó mi familia. El corregidor de Santa Ana nos dijo que él tenía las manos atadas por las leyes vigentes y que la pena por el delito de introducirse a mi casa y robar era conmutable, es decir que si pagaba una multa podría salir en libertad, lo que hizo la familia del arrestado. Está es la justicia panameña. Un ladrón que comete su fechoría y con el pago de una multa irrisoria sale libre. Me pregunto si él al verse sorprendido hubiera asesinado a mi esposa o a mi hija si le darían un trato igual. Pascual anda libre, reído y contento. Una vez más burlo la justicia panameña porque como he dicho, él tiene prontuario. Estos exabruptos son los que motivan a tomarse la justicia por sus propias manos porque es inconcebible que los delincuentes tengan tales beneficios de tener su libertad pagando una multa. Desde hace mucho tiempo la justicia panameña es cuestionada desde las instancias inferiores hasta los más encumbrados jueces. Lo ocurrido a nuestra familia es una muestra del deterioro que existe y que urge una urgente reforma judicial. El hecho de ladrones que roban y al día siguiente los ve usted en la calle por gestión de abogados, tendrá que ser reglamentado porque es evidente que los delincuentes están actuando en Panamá con toda impunidad. Ladrones que roban hoy y mañana están libres.
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