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"Solo sé que nada sé". Esa frase que hizo famosa el filósofo Sócrates cobra cada día mayor valor. A veces sumergidos en el mundo del consumismo, la apariencia, la vanidad, se olvida del valor profundo de la sociedad. En una reunión de amigos, el tema de conversación son los zapatos último modelo; las defensas nuevas para el auto; el vestido que se comprará para la Noche Buena; los lentes que están en la vitrina de allá... en fin. Pero muy pocas veces se escuchará a unos amigos comentando la última obra de Vargas Llosa, (por nombrar alguno) o comparando el contenido de la película de la semana con alguna situación real... o más aún, buscando una alternativa para arreglar en conjunto con los moradores de la calle de su urbanización, las aceras en mal estado.
O cuando se va de compras incluir en la lista, un libro, un disco de música para relajamiento, una película de contenido profundo, o simplemente llamar a esa amiga o amigo e intentar preocuparse por cómo la está pasando.
En esa vía, se va rumbo a una sociedad deshumanizada donde se deja en segundo plano el bien común por aspectos banales. A veces, en ese afán de ignorancia, se desperdician los mejores momentos de la vida esperando el momento oportuno para hacer lo que según ellos, se podrá hacer más tarde.
Pero, a veces, cuando se intenta hacer aquello pospuesto, ya es tarde. Que en la lista de estas fiestas de fin de año, se incluya un detalle de sensibilidad para con el prójimo o para con uno mismo, aparte del par de zapatos nuevos que lucirá en las fiestas. |
