OPINION

REFLEXIONES
Ochenta botellas para el 2004

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

El pasado sábado casi nos caímos de espalda al escuchar una entrevista radial que le realizaron a uno de los magistrados del Tribunal Electoral, en donde se afirmó, muy fríamente, que para el año 2004 habrá unos ochenta legisladores en toda la República de Panamá. Esto es realmente inaudito, de que se le vaya a pagar más dinero a un político tal, para que descanse en su curul y se haga rico en cinco años, a costa de la ignorancia de sus electores.

Como las leyes vigentes así lo estipulan, la no tan honorable Asamblea Legislativa aumentará 9 curules, las cuales se sumarán a las otras 71 existentes, debido a una norma que indica que esto es legal, por el aumento de población. Sin embargo, lo que me molestó es que el mismo magistrado del Tribunal Electoral lo dijo “como si ya fuera orden escrita, sin ninguna importancia, la cual todos los panameños debemos acatar”.

Pero qué podemos esperar de aquellos funcionarios, electos por los partidos tradicionales, para que defiendan a los ciudadanos independientes que no confían en los políticos de turno. Es increíble que el Tribunal Electoral vuelva a cometer semejante error, sumado al otro efectuado con el dichoso asunto de las cédulas fraudulentas.

La elección de legisladores y la norma que determina la cantidad de los mismos que puede haber en el Parlamento, son temas muy polémicos que debemos considerar, en momentos en que más de un millón de panameños se muere de hambre, mientras que una camarilla de 71 diputados gana más de once mil balboas y viáticos, para continuar con el eterno proselitismo político.

Para el panameño hambriento de Curundú, de Azuero, de Colón o de Mañanitas, no importa si a una comarca indígena se le debe aumentar a cuatro legisladores su representación en la Asamblea. En realidad, lo que se está haciendo es apadrinar la creación de una clase privilegiada de políticos que se volverá más poderosa que los mismos caciques ngóbes buglés, allá en los lares chiricanos y bocatoreños.

Los panameños deben saber que si siempre hiciéramos caso a ciertas leyes, ocurrirán situaciones indecorosas e inestables como el siguiente caso: los Estados Unidos de América, el mejor ejemplo de la democracia en el mundo, tuvo que modificar una vieja norma que obligaba a crecer su Cámara de Representantes (en el Congreso), pues amenazaba con volverse demasiado numerosa (debido a que se tenía que nombrar un delegado por cada 35 mil habitantes. Si no hubieran cambiado dicha ley, en vez de tener un tope de 435 legisladores, en dicha Cámara habrían hoy más de cinco mil diputados, porque en la Unión Americana viven actualmente unos 250 millones de habitantes.

Todos los ciudadanos debemos tomar conciencia para presionar a nuestros dirigentes y evitar el crecimiento de la Asamblea Legislativa panameña. Exigimos que el Parlamento se reduzca a un tope de no más de 50 miembros. Otro consejo: que se separe el proselitismo político, el trabajo comunitario que realizan los legisladores (que muy bien lo puede hacer el representante de corregimiento y el alcalde), además que se obligue al diputado a idear leyes para defender los intereses sociales del país, y no para aprovecharse de nosotros.

 

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