Las aguas retrocedieron el viernes en Filipinas, luego del paso de varias tormentas y fuertes lluvias que causaron más de 1,100 muertos, pero miles dehabitantes aún no han recibido ayuda, padecen hambre y se han convertido en blanco de enfermedades.
Los soldados enterraron casi 100 personas que murieron en los deslaves en la provincia de Aurora, en el norte del país, mientras el tifón Nanmadol, que dejó 35 muertos, se desplazaba hacia el norte con dirección a Taiwán.
El tifón agravó la miseria de miles de filipinos en el norte, que se quedaron sin hogares por los deslaves y las inundaciones de otras tormentas esta semana, que dejaron unos 1,000 muertos odesaparecidos.
"Necesitamos un gran impulso para entregar los suministros de ayuda, encontrar a los desaparecidos, rescatar a quienes quedaron aislados, alimentar a los hambrientos y refugiar a los que no tienen hogar," dijo la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, en una declaración transmitida por televisión.
Se acusó a la tala ilegal de árboles de agravar el desastre climático, que obligó a más de 200,000 personas a abandonar sus hogares. Muchos se están quedando sin alimentos y agua potable y no había electricidad en algunas áreas.