Panamá experimenta altos niveles de ansiedad que levantan un velo que no nos permiten establecer un diagnóstico de los problemas de mayor urgencia, razón de ser de los gobiernos, más allá de la actividad política electoral.
Uno de los que más levanta opiniones es el del transporte, que motiva un debate sobre la creación de un viceministerio incorporado al Ministerio de Obras Públicas que tenga la responsabilidad de regular este sector. Sin embargo, la experiencia de otros países indica que este tipo de estructuras no han sido efectivas, como el caso de Costa Rica que no dan mantenimiento a la red vial y son deficientes en la señalización.
El reto de la ciudad de Panamá es único en el mundo, ya que su crecimiento se llevó a cabo sin cálculos ni estudios que permitieran conocer el resultado de esta expansión.
La reversión de las áreas ocupadas por el Ejército de Estados Unidos, los diferentes gobiernos no visualizaron que este movimiento traería consigo cambios en el perfil de la ciudad, no sólo en cuanto a infraestructuras se refiere, sino también en lo concerniente a las necesidades sociales de los pobladores y servicios públicos.
En este sentido, el MOP tiene una enorme tarea que debe concentrarse en encontrar la fórmula que permita a los habitantes de la ciudad y a quienes en ella desarrollan sus actividades, encontrar una mejor manera de aprovechar el tiempo, sin verse inmersos en la pesadilla de los embotellamientos de tráfico y saturación de las vías públicas.
Es por esta razón que algunos grupos ciudadanos, así como también de profesionales y técnicos, consideran que se impone la creación del Ministerio de Transporte para poder hacerle frente a los retos.
La idea de adherir la Autoridad de Tránsito al MOP en calidad de viceministerio corre el riesgo de que esta nueva organización se vea absorbida por movimientos burocráticos que terminarían por incrementar el problema. Urge entonces, la creación de un Ministerio de Transporte o una Autoridad del Transporte como lo tienen Colombia y Brasil.