La corrupción volvió a sacudir Brasilia, el principal centro de poder de Brasil, con un escándalo que ahora se enredó en las ramas de la Gobernación de la capital y que muestra las profundas raíces de la podredumbre de la clase política del país.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó como "graves" las denuncias que comprometen al gobernador del Distrito Federal de Brasilia, José Roberto Arruda, y a otros funcionarios.
"Es deplorable para la clase política. Yo ya envié dos propuestas de reforma política para el Congreso y a nadie le importa votarlas. Hay un enemigo oculto que no deja votar", dijo el mandatario.
Estas reformas políticas, que probablemente no consigan completar su trámite antes de las elecciones presidenciales de octubre de 2010, pretendían acabar con la impunidad de los políticos ante los casos de corrupción que constantemente se descubren en cualquier esfera del poder en el país.
La propuesta de Lula prevé que los partidos reciban financiación pública para las campañas electorales y así se pueda evitar la dependencia de fuentes privadas, que invitan y financian la corrupción, como indican las investigaciones acerca de este último caso.
La Policía difundió videos con imágenes del Gobernador y de otros políticos recibiendo gruesos fajos de dinero, lo que generó protestas por parte de sindicatos y estudiantes, y asustó a los partidos aliados del Gobierno regional.
El escándalo también movilizó a agrupaciones estudiantiles y sindicales, que invadieron la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para protestar.
Los autores de la protesta rompieron una puerta, superaron la barrera de los agentes de seguridad y tomaron la sala de plenos, donde gritaron consignas contra Arruda.
INVESTIGACIONES: 300 CONTRATACION
mil dólares mensuales de empresas que habían sido favorecidas con la adjudicación de contratos públicos y que luego repartían entre diferentes autoridades, fue la cifra que arrojó las investigaciones.