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EDITORIAL
Tejiendo la Independencia
Suele decirse que el hilo es el punto de partida para tejer la tela, pero muy pocos entienden que también es el punto de partida para destruirla. Esta enseñanza debe valernos de mucho a los panameños después que han transcurrido ciento setenta y ocho años desde aquella fecha gloriosa que marcó nuestra independencia de España; oportunidad que bien podríamos nombrar ahora como "el hilo de la libertad". Pero ¿Qué hicimos los panameños en 1821 con esa hebra vivificadora de la liberación?: tejimos una unión aberrante con Colombia, que nos trajo luto y abandono, y luego humillación y ostracismo; el estupendo mantel de la independencia fue deshilado por la ingenuidad y un mal juicio histórico que todavía hoy pesa. Pero eso acabó en 1903, cuando los istmeños volvimos a tener entre los dedos los elementos necesarios para crear un nuevo lienzo, que empezamos a tejer torpemente y acabó, más bien, como mortaja. Dejamos, una vez más, que otros (Estados Unidos) hilvanaran los paños de nuestro destino, con la consecuencia lógica de indignidad y silencio oprobioso. En el pedregoso camino hacia estos días quedó la sangre derramada de mucha juventud que puso el pecho durante las jornadas de lucha por la libertad plena; pero también derramaron sudores tantos hombres de gran valía, quienes ofrecieron su intelecto y don de estadistas a favor de la real independencia de este país, que es mucho más que un canal. Hoy, en el umbral de un nuevo siglo, cuando los estertores del segundo milenio de nuestra era marcan el final de toda una época de luz y sombras, nos llega a los panameños una nueva oportunidad: un hilo renacido se nos pone entre las manos para que tejamos con él el lino de la soberanía total, entendiendo que ser libres y ser independientes no es lo mismo. Siempre hemos sido libres, incluso para equivocarnos, tal como lo hemos hecho. Pero, ¿estamos dispuestos a ser independientes? ¿Entendemos los panameños, después de 178 años de aquella primera y única vez que la vivimos, lo que es la independencia? No perdamos esta oportunidad. El hilo que el hado nos otorga bien puede ser punto de partida para tejer un digno pendón de vida soberana; pero también puede ser el camino para deshilar la poca dignidad que como pueblo nos queda.
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PUNTO CRITICO |
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