HOY DIA ESTA POR DESAPARECER Los últimos cincuenta años del "quequi"
Julio César Caicedo Mendieta
Crítica en Línea
Mi relación con el quequi, ha tenido tres etapas. Cuando era un niño campesino y glotón en el pueblo capireño de Villa Rosario, feliz y libre en donde jamás me perdí de un sólo culto de los gringos evangélicos, atraído por los cantos y las golosinas. Más tarde crecí en formalidad y juicio con la maravillosa ventaja que los quequis, además de ser cuatro veces más voluminosos que los de hoy, estaban a dos por real. Estoy atravesando la última etapa, la más terrible, los quequis que hay en las tiendas y supermercados no son tales y para comer quequis de verdad, hay que suscribirse en una lista, que lleva una señora que los hace bien y entonces esperar a la buena de Dios para que lo llamen a uno. Sostengo, que al quequi solamente le quedan de vida si acaso, unos cincuenta años. Prueba de ello es que el recién pasado 31 de octubre, dispusimos repartir más de quinientos quequis en la fiesta municipal de Panamá, que daba inicio a las efemérides patrias. Antes de ofrece estos manjares a los niñitos que gozaban con sus padres de la velada típica cultural, les hacíamos dos preguntas: ¿Usted sabe qué es un quequi? ---No-----¿Sabe usted, qué es un chigüí?-----SÍ----. Ningún niño de los que estaban observando el acto cultural del Encendidos de Luces, sabía qué era un quequi, pero sí contestaban afirmativamente su conocimiento del chigüí. "No hay peor ciego, que el que no quiere ver", en este país oloroso a mandarinas estamos perdiendo la pelea. Las golosinas bien llamadas chatarras nos han invadido. Y, no sólo el quequi es el único emblema de nuestras tradiciones que está en esa fatídica lista de la extinción. El rosquete, el merengue, las bolas de cocada, el cofio, el chocao, los bollos chiricanos y la famosa golloría, ha sido muy dura, pues al igual que muchos en este país, después de una agobiante tarde de baloncesto sufro a la falta de un quequi con la ya desaparecida "Rompe pecho". La rompe pecho también se murió y era hasta mejor que todas las sedas de hoy en día, con excepción de la Pepsi patrocinadora de mi programa radial Naturaleza. A manera de campaña reconquistadora para con el achatado y meloso quequi, vamos a recomendar, que en todas las fiestas de cumpleaños haya quequi. El quequi debe volver a ocupar su espacio en el escenario nacional de los dulces, junto con los duros de leche agria, el chicheme y la pesada de nance.
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