FAMILIA
Vamos
a ser ricos con el oro del amor

Romulo Emiliani
En la historia
de la humanidad siempre, como una constante, ha existido ese
deseo de las riquezas, de acumular y de tener.
Crímenes espantosos, intrigas y robos se han dado en la
historia del hombre por acumular riquezas. Y el hombre por acumular
dinero es capaz de cruzar mares y de realizar obras intrépidas.
Siempre se ha visto que, en cuanto a riqueza se refiere, el hombre
ha luchado, se ha desesperado, y aún hasta ha muerto para
conseguir riquezas.
¡Que deseo más potente en el hombre ! ¡Qué
deseo más intenso el de querer tener y acumular muchísimo
! Y ese deseo, llevado al extremo, ha hecho del hombre un ser
vicioso del dinero, un ser idólatra de las riquezas. Hoy
queremos tocar ese deseo suyo, transformarlo, canalizarlo, elevarlo
a algo mucho más sublime y maravilloso.
Hoy vamos a referirnos a un oro precioso, a una plata finísima,
que usted puede acumular día y noche. Y esa plata finísima,
ese oro maravilloso, del cual usted puede convertirse en un acumulador
grande y capitalizador, es el oro del amor.
¿Dónde está el amor ? ¿Dónde
está que muchas veces no lo encontramos ? El amor está
en cada esquina de su propia vida, en cada momento importante
de su existencia.
El amor lo tiene en cada situación en la que se encuentre,
con el amigo y con el que dice no ser su amigo, con el familiar
y con el extraño, con el campesino y con el obrero, con
el jefe y con su empleado, con Dios que lo tiene en cada momento
y que lo lleva muy dentro y con usted mismo.
Busquemos el amor y seamos ricos.
¡Cuántos hombres y mujeres de manera ilícita
e inmoralmente consiguen dinero a manos llenas, por todas partes
! Son ricos en la tierra, ¡pero qué miserables y
pobres son en verdad ellos ! ¿No será usted así
? No le prohibimos jamás, ni lo hace el Evangelio, que
trabaje y que tenga dinero. El trabajo es fundamental y Pablo
dice que aquel que no trabaja, que no coma.
No nos referimos a eso. Nos referimos a la que Jesús llama
"el rico" en el Evangelio, a aquella persona que pone
todo su corazón en el dinero y que cree que es feliz acumulándolo,
solamente teniendo dinero.
Ese no podrá entrar en el reino de los cielos. "Rico",
en el Evangelio, es aquel que pone todo su corazón para
acumular riquezas, sean muchas o pocas, no importa.
En cambio, "pobre de espíritu" en el Evangelio,
es aquel que teniendo mucho o teniendo poco no pone su corazón
en eso.
Vamos a ser ricos, pero el tesoro que vamos a acumular es el
tesoro del amor y lo encontramos en la amistad.
Si usted cultivara auténticas amistades y dedicara
tiempo de su vida a dialogar con buenos amigos, a conversar,
a experimentar ese aprecio y ese cariño que brinda el
buen amigo, y si también usted fuera sincero, manifestara
la verdad, y en la amistad diera mucho aprecio y mucho amor,
¡que gran tesoro tendría usted en su corazón
! ¡Sería millonario !
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