EDITORIAL
Fusilamientos
Las declaraciones ofrecidas por el exmayor Gonzalo González Rivera sólo confirman lo que todos los panameños sabían de antemano; que el exgeneral Manuel Antonio Noriega, había ordenado el fusilamiento de los subalternos que se le rebelaron a su régimen dictatorial. Lo que todos se preguntan por qué el exjefe de la séptima compañía de fusileros "Macho de Monte" demoró 10 años para confesar lo que sabía y no lo reveló durante el juicio que se desarrolló en el Segundo Tribunal Superior de Justicia por el asesinato de los 11 oficiales cabecillas de la asonada golpista del 3 de octubre de 1989. Tras la invasión, González prefirió refugiarse en la embajada del Perú y luego viajó exiliado a ese país del cual escapó cuando la Interpol preparaba su arresto para extraditarlo a Panamá, con el fin de enfrentar los cargos de homicidio que se le imputaban. "Chalo" González se mantuvo prófugo y no compareció a la audiencia para ahora alegar inocencia desde su refugio en la isla de Cuba. A González le tomó una década para dejar a un lado la lealtad a su comandante en jefe, quien preso en Miami no puede exponer sus alegatos.. Nadie duda que la orden de fusilar a los golpistas la giró Noriega, pero sus estrechos colaboradores son también responsables, porque el concepto de obediencia debida, no puede amparar hasta el asesinato, tal como han manifestado los diversos organismos internacionales de derechos humanos. No sólo González mantuvo silencio cuando se dieron esos asesinatos. Todos recordamos el famoso "Parte de Guerra" del Estado Mayor, donde se informaba que los golpistas habían sido eliminados en combate. Ahora el exMacho de Monte pone al descubierto que muchos de coroneles estaban metido en la conspiración, pero cobardemente respaldaron la ejecución del cabecilla Moisés Giroldi, para silenciarlo y salvar su pellejo. Los militares condenados por homicidios deben entender que la legislación panameña no permite el indulto en este tipo de delitos y lo más correcto es enfrentar en los tribunales los cargos que se le imputan, exponer sus descargos y no mantenerse prófugos por siempre.
PUNTO CRITICO |
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