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La Alianza del Norte está recobrando los cadáveres de sus tropas. Los cuerpos estaban en manos de los combatientes talibán. Foto AP  |
La casa del ex gobernador talibán de Kabul, destruida por una bomba norteamericana hace 10 días, recibió ayer la visita de los artificieros de las Naciones Unidas en Afganistán. "Este es un buen ejemplo de bombardeo directo y preciso", comenta Rosse Chamberlain, coordinador de la agencia de desminado de la ONU.
Esta casa fue probablemente blanco de una bomba teleguiada GBU12, de 250 kilos, precisa Peter Le Sueur, consejero técnico de la agencia. La guerra todavía no termina pero ya están los artificieros rastrillando para localizar, aislar y neutralizar las municiones que no han estallado. Buscan bajo los escombros de la casa del gobernador una eventual segunda bomba que podría no haber estallado.
La agencia nota también los proyectiles que siguieron trayectorias erradas, como al pie de una colina de un suburbio de Kabul donde, de una casa, sólo queda un montón de ladrillos. Este es un "mal ejemplo" de bombardeo, indica Chamberlain: la bomba buscaba probablemente el puesto militar de la colina pero cayó en esta vivienda de 10 afganos, todos muertos.
La ONU ha contabilizado en Kabul 30 víctimas civiles de los bombardeos, precisa Chamberlain, agregando que no hay pruebas de bombas de fragmentación. Un poco más lejos, una casa recibió una bomba de 250 kilos que atravesó el techo, no estalló y se enterró 30 centímetros en el suelo del sótano. El sector está aislado, pues si estalla causará destrucción en 100 metros a la redonda, indica Le Sueur.
Otra gran bomba que no estalló está enterrada a más de siete metros - quizás diez- de profundidad en la pista principal del aeropuerto de Kabul y los artificeros tendrán que cavar dos semanas para neutralizarla. Los bombardeos norteamericanos, en la práctica, solamente van a prolongar el trabajo de los artificieros a un país que, tras 20 años de guerras, es el más minado del mundo. |