Un orates tomó una siesta en las escaleras de un inmueble colindante con el Hospital Santo Tomás, días atrás.
El indigente era ajeno al canicular sol que lo hacía brillar como si fuera un objeto con luz propia, aún así no le impidió descansar.
Pasaron más de dos horas y el orate se convirtió en toda una celebridad de grandes, chicos y todo transeúnte; pues tenía que ver con él al punto que llegó un jugar de la selección nacional de fútbol y pasó desapercibido.
Cabe destacar que la Sala de Urgencias del Hospital Santo Tomás además de vivir con escenas de sufrimiento se dan hechos como éste que dejan a la imaginacióon muchas cosos.