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Terror

Por: Milcíades Ortíz | Catedrático

Otra vez tendría escalofríos y ansiedad. Pero no podía evitar este terror. Tenía que vivir con él... para siempre. Ocurría por la mañana, al medio día y en horas de la tarde. Cuando era niño nunca sufrí esta calamidad. En esa época nadie se refería a esas cosas.

Lo primero que sufriría esa mañana era decidir si comería todo el huevo. En mi cerebro retumbaba una voz siniestra que informaba que su yema (lo amarillo) tenía colesterol.

La seguía el café. Ahora la cafeína se había convertido en un veneno. El olorcito agradable del café había cambiado de imagen en los últimos cincuenta años.

La mantequilla seguía el mismo rumbo terrorífico. Otra vez el colesterol dañino a la salud, la grasa...

Ni qué hablar del pan. Me dolía dejarlo casi intacto, porque había que evitar la gordura (obesidad).

Suspiro por las frituras, convertidas ahora en bombas que afectan el hígado y otros órganos.

Ese delicioso polvo llamado azúcar se había convertido en un enemigo del ser humano. El fantasma de la diabetes ronda por muchas personas.

Bueno, el desayuno se salva con algunas frutas. (Cuidado con la toronja que se le baja la presión y le puede dar acidez).

Al medio día el terror aumenta. Desde el arroz dañino para la silueta (figura), hasta el bistec que puede darnos ácido úrico, nos llenan de pavor al verlos en el plato.

Hay que usar poca sal porque se nos subirá la presión y se llenarán las piernas de agua.

Los ricos frijoles ahora causan gases, elevan el ácido úrico y el colesterol.

Suspiro al pensar en los camarones. ¡Cuidado! Pueden causar alergias, lo mismo que el ceviche.

Menos mal que las ensaladas naturales no hacen daño... pero no alimentan mucho. No le ponga limón, que eso da acidez.

Tampoco piense en comer alimentos enlatados, aunque sean deliciosos. Advierten los técnicos sobre preservativos que tienen, que afectan el cuerpo.

En la cena hay que cuidarse del rico chocolate, que puede afectar al hígado. Las tostadas son de pan, recuerde. Y la mermelada tiene mucha azúcar.

Ajá, (suspiro). Menos mal que queda el agua. Pero ya me dijeron que debe estar filtrada...¡para que no tenga bichos!



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