Aunque ya muchos lo conocen por sus dotes en la ejecución del acordeón, su mejor carta de presentación fue la interpretación del Himno Nacional, que deleitó a todos los presentes durante el acto protocolar de las festividades del 10 de Noviembre en el distrito de La Chorrera.
Se trataba de Max Ariel Zapata Moreno, chorrerano quien acaba de cumplir los 12 años , pero que empezó a dar muestras de su inclinación por el acordòn desde que tenía 3 años.
Esta atracción por la música, fue insentivada por su padre, Max Zapata, que cuando apenas tenía 7 años le compró una orquesta completa, pero el gusto por el acordeón prevaleció por encima de todos.
A los 10 años tuvo la oportunidad de recibir clases privadas de acordeón "y un día cuando llegué a la casa, estaba tocando la cumbia chorrerana, con un acordeòn de juguete", comenta su padre.
Sin embargo, lo que mas le ha llamado la atención a su padre, es ver la facilidad que "Max ", ha tenido para interpretar el Himno Nacional, que resulta difícil ejecutar con cualquier instrumento musical.
Actualmente, ya cuenta con un acordeón original de 3 líneas, que le permite mejorar el movimiento de los dedos, además de poder ejecutar cumbias que ha podido interpretar con el propio Ñato Califa. Ha tenido oportunidad de darse a conocer en eventos escolares yen otros tipos de actividades.
Su padre reconoce que fue precisamente la etapa más delicada de la enfermedad de su madre, ya muerta, que lo llevó a perfeccionarse en la ejecución del acordeón, que se convirtió en una especie de refugio, en medio del dolor familiar.
Los planes de su padre, es ir conformando un conjunto infantil, con el cual Max Ariel, pueda llenar las expectativas de los niños que gustan de la música típica, cantando junto a su hermana, Iveth Zapata quetiene 9 años y que también tiene talento para el canto.
Aunque casi no lo llegó a conocer, es amante de la música de Victorio Vergara y un poco de Sandra y Samy Sandoval.
Otro de sus fuertes son los villancicos, que suele tocar en època de Navidad en la Calle del Agua.
