Domingo 22 de nov. de 1998

 








 

 

 


Bajo las ruedas de los "Diablos Rojos"

Maritza Reyes Ortega
Crítica en Línea

Con el rostro totalmente ensangrentado y atrapado en la carrocería de su viejo auto, Vladimir Gómez Reyna trató en vano de zafar sus extremidades, mientras que su único hijo, de 5 años, agonizaba luego de ser lanzado al pavimento por el fuerte impacto de su vehículo con un "Diablo Rojo", que se cruzó en su camino al intentar rebasar a otro.

Gómez Reyna, de 35 años, murió por la acumulación de coágulos en la cabeza y las severas lesiones en partes sensibles de su anatomía. El infante, aunque logró sobrevivir por la pronta intervención quirúrgica de los galenos del Hospital del Niño, perdió un brazo y una pierna. El cuerpo médico diagnosticó, además, que el pequeño tendrá dificultades de tipo cognoscitivo y sicomotor durante toda su vida.

Ese mismo día, los agentes del tránsito reportaron otro accidente, en la que perdió la vida una anciana de 85 años, que intentaba abordar un transporte público. Este mismo vehículo la arrolló, causándole reveras fracturas en el cráneo, que le provocaron la muerte a los pocos minutos.

Cuadros de víctimas fatales como éstos son ocasionados, años tras años, por los conductores del transporte colectivo, los denominados " Diablos Rojos".

¿QUIEN LOS FRENA?

El incremento de las pérdidas de vidas humanas, que se reportan casi a diario, y las fallas técnicas implementadas para disminuir los accidentes de tránsito, motivó al Organo Ejecutivo a reactivar la antigua ordenanza que consiste en confiscar las licencias de conducir a los infractores de estas leyes, a través del Decreto 204 de 8 de octubre de 1998.

Esta disposición, que no rige para las personas que gozan de inmunidad diplomática, no ha sido del todo aceptada por la comunidad, que ha señalado que la medida no resuelve los accidentes de tránsito y que al contrario se incrementaría "la corrupción (coima) y el padrinazgo".

 

 

 


 

Cuadros de víctimas fatales como éstos son ocasionados, años tras años, por los conductores del transporte colectivo, los denominados " Diablos Rojos".

 

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