CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, privatizo sin pensar en el consumidor

Más de la mitad de
agua que recolecta, trata, procesa y distribuye el IDAAN se queda en el
camino. La red de distribución data de mediados de siglo y, como
todo lo planificado para esta aldea hipertrofiada llamada Panamá,
se pensó para pequeñas dimensiones; para una villa de algunos
centenares de personas: nunca se pensó que la ciudad llegaría
a tener más de un millón de habitantes.
Definitivamente los planificadores de comienzos de la república
no querían que Panamá se convirtiera en un Nueva York, y todo
lo diseñaron como si fuéramos enanos.
Pero ya el tiempo de lamentaciones pasó, y lo que Panamá
tiene hacia adelante es un cúmulo de contradicciones. Si bien los
gobernantes de ayer les faltó visión para el mañana,
a los de hoy les sobra sinvergüensura y falta de caridad ciudadana.
El plan de privatización del IDAAN, que es una de las pocas cosas
que el gobierno sí-va-a-llevar-a-cabo (no como obras inconclusas
después del referéndum), tiene como almendrón el cobro
del servicio a una población que la consume sin conciencia.
Pero es en este punto donde las cosas pasan de castaño a oscuro.
Al consumidor se le puede cortar la luz si no paga; el teléfono si
se atrasa; y que camine hasta el trabajo o la escuela si no tiene para el
pasaje de bus: pero será una verdadera canallada dejar sin agua a
gente que apenas le alcanza el sencillo para comer.
Están vendiendo una chatarra y piensan que los pobres deben pagar
para rehabilitarla.

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