El el Presidente Martín Torrijos ha dirigido un llamado con tono de ultimátum a la parte empresarial y obrera en las negociaciones sobre revisión del salario mínimo a que se pongan de acuerdo de una vez por todas, ya que de lo contrario, él decidirá el monto del ajuste.
Se prevé que tal aumento podría estar en el renglón de los 300 balboas mensuales, sólo 15 balboas más que lo que actualmente ofrece la empresa privada como salario mínimo.
De concretarse el aumento a 300 balboas mensuales, el efecto será prácticamente imperceptible para el bolsillo de los panameños. En 2007, el costo de la vida aumentó 4.1% con respecto a este mismo período del 2006, y en promedio, el índice de precios al consumidor ha crecido 0,5% cada mes desde hace tres años, de acuerdo con la Contraloría General de la República.
Las estimaciones son que la tasa de inflación en el país alcanzará el 6% al final del 2007, una cifra sin precedentes.
Agradezcamos esto a los contínuos aumentos del combustible, la energía eléctrica, el transporte, la vivienda, la salud y la educación privadas, y de productos de primera necesidad como el pan, los lácteos, el pollo, el jamón, la carne de res y el arroz.
Desde hace años varios sectores del país han clamado por la elaboración y puesta en vigencia de una ley general de sueldos que establezca mecanismos más precisos y automáticos para los trabajadores del país, y ajustar sus salarios con mayor rapidez ante los constantes embates de las fluctuaciones de precios generadas por la oferta y la demanda.
Tal medida ya no es necesaria, sino urgente. El país está a pocos pasos de la ingobernabilidad, producto de que los panameños nos sentimos sofocados y acorralados por el costo de la vida.