EDITORIAL
Políticos
Los panameños debemos entender que no todos los actos se deben politizar. Lo sucedido el 10 de noviembre en San Miguelito, en ocasión de las festividades del Primer Grito de Independencia, organizadas por los santeños de ese distrito, nos debe llamar a la meditación.
No es correcto que una actividad cívica se convierta en campo de batalla verbal entre los simpatizantes del oficialismo y la oposición. Más que un acto para rendirle tributo a esos hombres que hace 182 años desarrollaron una jornada histórica para clamar la libertad istmeña del yugo español, el asunto quedó reducido a las acciones propagandísticas de los candidatos que aspiran a cargos de elección.
No es que estamos contra las manifestaciones políticas. Entendemos que el panameño está inmerso anticipadamente en una campaña electoral, pero todo tiene su momento y su hora. No podemos inmiscuir la política en todas las actividades diarias.
Hay que separar las cosas. Hay temas de la vida nacional que no deben ser teñidos con la política, porque se corre el riesgo de deslucirlos. En los actos cívicos para rendirle honor a la Patria hay que estar unidos. Después habrá tiempo de sobra para buscar votos y atacar al adversario.
Por eso es lamentable que las expresiones folclóricas que cada año organizan los santeños de San Miguelito para recordar el grito independentista de Rufina Alfaro, fueran empañados por elementos políticos que no saben ocupar su lugar.
No es que estemos en desacuerdo con la participación de los políticos en esas actividades, por el contrario. Ellos son dirigentes populares y tienen todo el derecho de asistir y apoyar esas expresiones de la cultura popular, pero otra cosa distinta es aprovechar el momento para el proselitismo.
Ojalá lo sucedido no se repita en otros pueblos, que durante el presente mes, programan actos para rendirle tributo a la Patria, porque sería algo imperdonable.
PUNTO CRITICO |
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