EDITORIAL
Ofensiva declaración ministerial
Panamá es país
kafkiano: aquí las paradojas y las ilogicidades alcanzan sitiales
de preminencias y cúspides, llenando de anécdotas acontecimientos
de la vida colectiva. A manera de ejemplo, propio de los registros de Ripley,
el mandatario presidente asume comportamiento de muchacho regañado
en los actos patrióticos de Colón y da la espalda a los estudiantes
que pretenden entregarle un pliego de insatisfacciones universitarias.
De igual manera, el mandatario concurre a eventos cívicos acento
en mangas de camisa, sin el atuendo propio del momento, contrastando con
los invitados que en saco y corbata lo acompañan.
Ahora, la ciudadana Ministra de Salud al responder interrogante de los
periodistas, no tiene empacho en proponer que para solventar los recortes
presupuesarios del Hospital Oncológico, donde por esta causa médicos,
enfermeras y técnicos serán destituidos, los panameños
hagamos un teletón o una gran rifa nacional, de manera que así
se reemplacen los dineros eliminados por Planificación.
La declaración ministerial es ofensiva, el contexto irrita y sugiere
burla encubierta por parte de quien titula el mando de las responsabilidades
sanitarias panameñas, dado que el desplante propuesto es un disparate
que reduce las estimas públicas sobre el régimen perredista.
Regimen que no escatimó fondos para adelantar una consulta innecesaria
para decidir una reelección del mandatario que nadie quería,
ni se preocupa por disminuir giras, viajes, reuniones a cuanta tribuna o
foro mundial lo invitan, gastando fortunas cuyas sumas nadie ha podido conocer
en el dígito.
Agrava la ofensa que se pida al pueblo que para combatir el morbo del
cáncer se haga rifas y teletones y sin embargo, el regimen adquiere
un nuevo avión presidencial, adicionándolo al helicóptero
y la aeronave de la permuta anterior.
Las ilegalidades del regimen comienzan por destituir la casi totalidad
de los controladores aéreos panameños cuando reclamaron un
aumento salarial sin mayores cuantías, para reemplazarlos con norteamericanos
que cobraron tres veces lo que hubiera correspondido a las aspiraciones
de los técnicos nativos.
El regimen de las paradojas pide a los panameños someterse a los
rigores de la licitación pública para adquirir viviendas en
las áreas revertidas, mientras asigna a favoritos ministeriales,
de un plumazo, inmuebles valiosos.
El clamor popular resiente las privatizaciones realizadas cuando los
servicios se encarecen y dificultan con ellas, sin embargo, el gobierno
insiste y acelera adicionales ventas de energía eléctrica
y agua potable mientras continúa pregonando el acceso al poder del
sufrido pueblo.
La resistencia santeña al cambio de fecha de celebración
de la efemérides libertaria del 10 de noviembre es recibida como
reto, y el mandatario ofrece su presencia en tales actos conmemorativos,
situación arrogante que irritará mayormente los ánimos,
en este país de contradictorios paradójicos, propios de las
novelas de Kafka.


|