Ser santeño es una actitud ante la vida. En qué rincón del país no encontramos un santeño que haya transportado desde su genuino terruño sus tradiciones y las ha plantado mezclando los colores y enriqueciendo la cultura.
En estos momentos la provincia de Los Santos posee unos de 84 mil personas. Pero, cuántos más residen fuera de sus límites.
Sólo en San Miguelito, se calcula que viven más de 50 mil santeños, que emigraron desde temprana edad conformando una fuerza económica importante para su desarrollo, que hasta hace poco fue especial.
Qué decir de otros puntos del país, entre ellos la Gran Chorrera, que fue invadida de manera masiva por hombres y mujeres de esta laboriosa provincia, que levantaron pequeñas fortunas con su trabajo, conquistando selvas y montañas con el sudor y su machete.
Hoy, muy criticados por su manera de levantarse y trabajar, pero de qué otra manera tenían de hacerlo, cuando su único norte era el de trabajar y hacerse de tenencias porque su mística de progreso así se lo indicaba.
Creo que todo capitalino guarda el recuerdo de haber tenido cerca de casa, una tienda en la que una familia santeña trabajaba desde muy temprano hasta que cayera la noche, todos los días del año y nunca hizo falta la imagen de alguna deidad religiosa.
Muchas veces representada en la figura de Santa Librada, "La Moñona".
Y del fruto de ese trabajo incansable de hombres y mujeres que llegaron a la ciudad o a cualquier rincón de la República, muchos de ellos sin más educación que un sexto grado, lograron criar grandes profesionales que en la actualidad ocupan altas posiciones dentro del comercio, gobierno o poseen sus propios negocios.
A toda esa gente que cada 10 de Noviembre revienta en destellos de alegría y entusiasmo en cada punto donde se han establecido, nuestras más sinceras felicitaciones en los 183 años de aquella gesta de la que siempre hay motivo para sentirse orgulloso. ¡Viva el 10 de Noviembre!