CUARTILLAS
Maltrato

Milciades A. Ortiz Jr.
"!Quien te quiere...
te aporrea!", es un viejo dicho que esgrimen como excusa algunas mujeres,
para no denunciar los golpes que les da el marido. Al menos, eso pensaban
hace años ciertas damas maltratadas. Ahora las cosas han cambiado
y organismos de Naciones Unidas están invirtiendo mucho dinero, para
que las mujeres griten y lleven a la Policía a los maridos abusivos.
"Los primeros golpes son en la cara, los segundos en el tórax
y luego en el estómago y piernas, para no dejar huellas visibles",
según muchos casos ocurridos en México. Esto lo indicó
la Dra. Guadalupe Espinosa, quien viajó desde la tierra de los mariachis
a Panamá, para participar en un ciclo de conferencias por "una
vida sin violencia, derecho de las mujeres y las niñas".
"Realmente los tiempos han cambiado", pensaba yo ese doce de
octubre, cuando escuchaba a la representante de un organismo de la ONU que
defiende a las mujeres ante el maltrato que puedan sufrir.
Años atrás pocas damas se atreverían a criticar
los golpes de sus maridos. El temor a perder el esposo, que termine la ayuda
económica familiar, el qué dirán de la sociedad, o
el simple miedo a recibir más golpes, hacía que callaran las
damas "aporreadas" por sus maridos.
Hoy con la liberación femenina y la igualdad de los sexos, varios
caballeros han ido a la cárcel apenas le dieron un bofetón
a sus mujeres. Incluso en Panamá, país que no está
adelantado en muchas cosas sociales, tienen organismos que defienden a la
mujer y protegen a los niños maltratados.
"Es cosa de los tiempos modernos, como convivir con la computadora
y el Internet", diría un gracioso. Otro sujeto más sensato
indicaría que ya era hora que se pusiera fin al abuso contra las
mujeres, porque nadie tiene derecho a pegarle a una mujer, "ni con
el pétalo de una rosa", como me dijeron cuando era niño
y le halé las trenzas a la hija de la vecina.
Este ciclo de charlas que duró una semana en turnos de mañana
y noche, fue organizado por la Prof. Vielka Vásquez y tuvo como sede
la Facultad de Comunicación Social. Allí, donde la mayoría
de los estudiantes son mujeres, los jóvenes escucharon atónitos
ejemplos escalofriantes de maltratos a mujeres y niñas, que ya no
deben tolerarse.
Yo les dije que conocía casos de panameñas que acabaron
con las golpizas de sus maridos, poniéndoles planchas al rojo vivo
en la barriga, echándoles potasa en la cara, cortándolos con
cuchillos. Se me indicó que podrán haber dado resultados,
pero esa no es la solución. Hay que denunciar el maltrato, someterse
a tratamiento psicológico, buscar protección de las autoridades,
antes que responder "el fuego con el fuego".
Cuando golpean a una mujer, el marido no quiere que ella se reuna con
amigas y parientes, para que no cuente el asunto. Pero la violencia no solamente
es física, sino también psicológica, que no deja ninguna
huella en la piel. Esa la sufren mucho los ancianos, quienes son despreciados
por parientes que no los comprenden.
Se insistió en la interesante charla que en estos tiempos modernos
hay que considerar al matrimonio como un contrato, donde la pareja es "socio"
uno del otro, y no depende tal de cual. Al surgir discusiones, debe buscarse
la solución mediante negociaciones, de igual a igual.
El Estado debe intervenir, aunque las cosas ocurran "dentro de los
muros de la casa", ya que no es asunto privado sino político.
Recordé en esos momentos sonados casos de maltrato familiar, donde
políticos y ejecutivos han visto afectadas sus carreras profesionales,
al hacerse pública su "gracia".
Dijeron también que hay poco éxito en el tratamiento de
rehabilitación de los agresores, ya que hay que invertir mucho dinero.
Para no "fregar paciencia", no pregunté sobre los "hombres
maltratados", la otra cara de la moneda de esta triste realidad.
|


|
AYER GRAFICO |
El Sumo Pontífice tendrá que hacer una nueva visita a Centroamérica. |


|