El uruguayo Fabián Canobbio, aquel jugador de cuyo fichaje por el Valencia dijo Rafa Benítez que había pedido una mesa y le habían traído una lámpara, fue ayer una "lámpara maravillosa" que alumbró la remontada del Valladolid (3-2) ante un Sevilla diezmado, con diez jugadores desde el minuto 34.
Canobbio ingresó en la reanudación y le devolvió la confianza con el gol del empate (min. 51) a su equipo. A partir de ese momento, el Sevilla fue "zarandeado" por un Real Valladolid rápido y acometedor.