No puedo permanecer mudo e inmóvil ante las muertes en el incidente del miércoles en las vías de Panamá-Oeste. Digo incidente y no accidente, porque no puede calificarse en modo alguno de fortuito lo que ocurrió. Que esto ocurriría necesariamente ha venido siendo anunciando en forma reiterada a funcionarios competentes, ciegos porque no han querido ver y sordos porque no han querido oír.
He sido testigo de primera fila de los numerosos intentos de residente de Panamá-Oeste ante distintos funcionarios de plantear quejas y soluciones. En todas esas ocasiones los usuarios, verbalmente y por escrito, han dejado constancia del estado ruinoso de gran parte del transporte colectivo. En todas esas entrevistas y reuniones, ellos han solicitado, hasta en pliego de peticiones, que se revisen todos los buses a fin de determinar cuáles pueden prestar el servicio, y sobretodo determinar cuáles no están en condiciones de dar un transporte que sea seguro tanto para los usuarios como a terceras personas que transitan en las vías públicas.
Nunca han sido escuchados y sus escritos, seguramente, han ido a parar a los cestos de basura. Me consta que los humildes ciudadanos de Panamá-Oeste han sido objeto de muy mal disimulado desprecio.
Me consta también que los derechos humanos básicos de los ciudadanos, han sido constantemente violados. Nuestra Constitución y Leyes han sido antojadizamente interpretadas, buscándose los mas recónditos vericuetos de la Ley para convertirla en un azote para los usuarios.
Ustedes en vez de ser los defensores de los usuarios, se convierten en sus victimarios buscando interpretaciones absurdas para hacer imposibles a esos humildes ciudadanos la satisfacción de sus necesidades vitales y cotidianas. Es un principio elemental del razonamiento jurídico - así como todo razonamiento lógico desde Aristóteles - que, si el camino que sigue un razonamiento lleva al absurdo, en virtud del principio "Reductio Ad absurdum", todo el razonamiento y sus conclusiones no son válidas. Estos principios son universales y, como tales, rigen también a los decoradores de interiores y dentistas.
Ayer a primeras horas de la noche (aproximadamente 12 horas antes de los hechos que ustedes miserablemente permitieron que ocurriera), recibí de un profesional un mensaje electrónico - el último de muchos que he recibido - que me informan de la lamentable situación del transporte de Panamá-Oeste, que ya es de universal conocimiento, aunque ustedes insisten criminalmente en ignorarlo. |