Zedillo insiste
en no tener favorito para elecciones
México
AP
El presidente
Ernesto Zedillo insiste en que no tiene candidato favorito para
las primeras elecciones presidenciales primarias el mes próximo,
y podría ser cierto. El problema es si alguien se lo creerá.
Los tres candidatos supuestamente menos favorecidos que aspiran
a la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Institucional,
PRI, el 7 de noviembre, se han indignado por los poderosos políticos
que apoyan al candidato que se considera favorito del presidente:
Francisco Labastida.
En una reunión que sostuvo hoy con altos funcionarios
del partido, Zedillo reiteró lo que ha dicho ya muchas
veces: que no tiene favorito, que las autoridades del PRI no
están apoyando a un solo candidato, y que la primaria
será abierta y transparente.
"Nadie puede apuntar a un solo hecho, ni siquiera la
menor indicación, que sugiera que he violado mi compromiso
de estricta neutralidad'', dijo Zedillo.
Las preferencias presidenciales siempre han sido decisivas
en México.
En los 70 años de historia del PRI, el presidente siempre
ha designado al candidato del partido, la poderosa maquinaria
partidista unió filas en torno del candidato, y éste
siempre ganó las elecciones.
Para postular a un candidato firme en vista de la mayor competencia
de los partidos de oposición, el PRI decidió efectuar
una elección presidencial primaria. Y Zedillo accedió
a mantenerse al margen del proceso.
Pero la campaña se ha reducido a una puja entre dos
candidatos: Labastida y Roberto Madrazo.
Y la preferencia de Zedillo por el primero parece evidente.
Antes de aspirar a la candidatura presidencial, Labastida
era el ministro del interior de Zedillo, segundo en jerarquía
en el gobierno.
Madrazo era gobernador del estado sudoriental de Tabasco,
y Zedillo intentó infructuosamente desplazarlo debido
a las denuncias de que el gobernador se había excedido
por mucho de los límites de gastos en su campaña
proselitista en 1994.
Funcionarios estatales y locales, ansiosos por recibir orientación
de su líder, han apoyado instintivamente a Labastida,
aunque las reglas del partido exigen su neutralidad.
La semana pasada, el diario Reforma dijo que el gobernador
Roberto Albores, del estado sureño de Chiapas, fustigó
con insultos y amenazas a legisladores estatales en una reunión
privada instándolos "a garantizar el triunfo de Labastida''.
Albores lo desmintió, pero funcionarios de las campañas
de Madrazo y los otros dos candidatos reclamaron al PRI que tome
acción disciplinara contra Labastida, incluso su descalificación
de las primarias. Labastida desestimó esas reclamaciones
atribuyéndolas a una triquiñuela publicitaria de
rivales rezagados en las encuestas de opinión.
La puja preocupa a los líderes del partido. Las encuestas
revelan que cualquiera de los principales candidatos del PRI
estarían en buena posición para ganar las elecciones
de julio frente a los dos principales partidos de oposición,
que no pudieron formar una alianza. Pero si el PRI termina dividido
debido a esas disputas durante las primarias, sus posibilidades
podrían disminuir.
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