EDITORIAL
Falta de urbanidad
A medida que pasan los días, nuestro pueblo se caracteriza por la falta de urbanidad y eso se pone de manifiesto cuando usted entra a una sala, da los ¡buenos días!, y nadie se los contesta. Nuestro país ha venido sufriendo el deterioro de las buenas costumbres y hay pruebas fehacientes de que incurrimos en estas malas costumbres cuando ya nadie se toma el trabajo de darle en un transporte colectivo el asiento a una dama o a una anciana. Panamá se caracteriza por la vocinglería, el ruido y el escándalo tanto de peatones como de los automovilistas que no escatiman energías en hacer ruidos innecesarios, superior a los 85 decibeles como dicen las autoridades. Es lamentable que se dé esta situación en nuestra ciudad porque nos proyecta como ciudadanos sin cultura. Nuestro país debe cambiar de hábitos y actitudes porque esta urbe está diseñada para ser una ciudad moderna y progresista. Por lo tanto, brindemos nuestros mejores esfuerzos para que nuestra capital sea una ciudad limpia, libre de la contaminación que traen los excesos. Debemos recurrir con vigor a que el ambiente urbano tenga una salud moral lo suficientemente fortalecida para así mostrar con decisión estos testimonios de que Panamá es una ciudad a la que no llegan los ecos vocingleros ni la bulla que tanto daño hace y que es la queja permanente en los barrios marginales. La música estridente, los gritos destemplados y la grosería chocan con la urbanidad que debe caracterizar a esta ciudad que están dañando sus malos hijos con actitudes que riñen con la decencia.
PUNTO CRITICO |
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