Bueno, bueno, las cosas se ponen de lo más interesantes en el mundo político con un presidente hablando de cambios (y no el cambio de la campaña electoral, sino el de figuras) y un mundo cane-perrediano poniéndose los arreos de combate y eligiendo un cencen rofeón para enfrentar al 99 que no pudo neutralizarlo al desinflarse su arma no tan secreta del pretendido huracán Giselle que al final ni brisa resultó ¿oh, sí?
Por cierto que la aristócrata del proletariado sensatamente recogió velas (no le sirvieron las que encendió), Martincito se fue casi a paraguazos y Juanca se esfumó con lo cual aquellas figuras de segundo y tercer orden que aspiraban (como la mismísima Gisele) tienen (menos ella) todo un año para hacer méritos y ver si convencen a la membresía de ser el verdadero relevo del aún mayor partido del país ¿oh, no?
De paso, mientras algunos gobiernosos salían a criticar el nuevo cencen como viejas y desechadas figuras del pasado, el mismísimo supermercadero, su ministro mefioso y aspirante a la sucesión, así como otras importantes figuras gobiernosas, acudían a otro cambio de camiseta del hombre de los seis mil (no del CEMIS, no, sino de personas que inscribió en el cidiático), que definitivamente se constituye en la mejor expresión de cambio y ¿de no de más de lo mismo, oh sí?
Para aquellos analistas que rechazan las figuras repetidas ahora en el cencen perrediano, es bueno recordarles que La Doña, como figura nueva electoral perdió frente al vacuno, Martincito como figura novicima del mundo electoral perdió frente a La Doña, pero ambos ganaron cuando repitieron como figuras viejas y rechazadas.
El mismísimo supermercadero después de ser el Director de la Caja no tan segurosa cuando vacuno y lanzarse como candidato presidencial cuando ganó Martincito, llegó detrás de la ambulancia, después del difunto Pichulo (quien a la sazón era el mas vétero de todos) y de JoseMigue (quien marcó la decadencia del ñamenismo), pero ganó contudentemente cuando se presentó como oferta diferente al tradicional bipartidismo del país.
Frente a los hechos, el 99 sigue manteniendo una buena imagen y aceptación pública (como la tuvieron todos los demás al principio), pero algunas acciones gobiernosas (compras millonarias directas, situación del transporte y problemas en el tránsito, desempleo, inseguridad, costo de la vida en aumento, designaciones cuestionadas como la Caja no tan segurosa y la Contraloría, la falta de agua potable, entre otras), pueden irle mermando el encantamiento electoral, sobre todo cuando finalmente se fije el salario mínimo y se mantenga congelado el resto.
Eso mientras el mundo cane perrediano se prepara y afila las garras para recomponer su estructura, recuperar su fortaleza y buscar un hueco entre la alianza gobiernosa (en donde ya se escuchan reclamos) con miras al rejuego político que garantice sus aspiraciones de vuelta al poder.
Bueno eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.
