Los gobernantes no siempre son recordados por majestuosas obras que pretenden retar al tiempo. La memoria colectiva más bien retiene aquellas innovaciones que calan profundamente en la sociedad y que facilitan la vida de los asociados.
Todos recordamos al gestor de la Escuela Normal de Santiago, Juan Demóstenes Arosemena, al fundador de la Caja de Seguro Social, el Doctor Arnulfo Arias, y también a quienes firmaron los Tratados Torrijos-Carter. Pero ahora, tras el anuncio del uso de Internet gratuito, hecho por el presidente Ricardo Martinelli, no dudamos que ingresará de manera relevante en la historia.
Los efectos de esta acción todavía no son medidos en toda su magnitud, pero proveer al país de esta herramienta tecnológica será un paso fundamental para acelerar los procesos burocráticos, comerciales, industriales y de todo tipo en un giro que favorecerá el crecimiento de la economía nacional.
El sistema llegará primero a las zonas más populares y marginadas, lo que, sin duda, estimulará el proceso educativo al permitir el acceso a un inconmensurable universo de información y conocimientos que podría permitir que la educación pueda ser complementada en el hogar.
Otro sector que se vería beneficiado por esta herramienta virtual sería el agrícola, porque se abrirían todos los espacios y canales para ofertar en todos los mercados del planeta la producción de nuestros campos.
La acción es revolucionaria y debe ser respaldada por todos los ciudadanos, sobre todo por los medios de comunicación, ya que el contacto directo con la población permitiría conocer de primera mano todos los hechos que hacen noticia en el momento preciso en que se escenifican.
Ahora, Panamá ingresará plenamente en la era de la tecnología y la modernización, lo que nos convertirá en un lugar atractivo para los inversionistas y un ejemplo para todas las naciones, en particular para los gobernantes que deberán encontrar también la fórmula de reinventar sus respectivos países, tal como ahora lo hace Ricardo Martinelli.
