EDITORIAL
Reformas Constitucionales
No hay duda que el país requiere de una nueva Constitución, que elimine sobre todo los privilegios que gozan hoy integrantes de los diversos Organos del Estado y adopte nuevas formas para seleccionar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
La forma de implementar esos cambios debe depender de un acuerdo que surja del consenso de las fuerzas políticas, la denominada sociedad civil, la Iglesia y otros sectores representativos.
Temas como la inmunidad parlamentaria deben ser borrados de la Carta Magna, porque la experiencia demuestra que ésta ha sido utilizada por algunos malos legisladores para impedir la acción de la justicia y dejar un sabor amargo de impunidad, tal como ocurrió con el escándalo CEMIS.
Limitar el aumento de integrantes de la Asamblea Legislativa y los salarios excesivos de los integrantes de éste y otros órganos del Estado, deben considerarse.
El proceso de selección de magistrados de la Corte es otro tema que debe abordarse para evitar situaciones como las producidas con la ratificación de los magistrados Alberto Cigarruista y Winston Spadafora.
Algunos sectores le temen a una Constituyente Paralela, bajo la premisa que ésta traerá inestabilidad.
Al mismo tiempo, otros sectores dudan que una Asamblea Legislativa pueda aprobar una nueva Constitución que les elimine beneficios. "Cuchillo para tu propio cuello", parece difícil en un país, donde todos corren a proteger sus prebendas.
De darse una Constituyente, la misma debe ser integrada por los mejores hombres que estén comprometidos para lograr un documento responsable porque una nueva Carta Magna plagada de cuanta locura se venga a la mente, sólo haría más daño que bien.
PUNTO CRITICO |
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