Las mañanas para todos no son iguales. A unos les resulta fácil levantarse; a otros no. Es cuestión de estilo y forma, pero cuando se trata de conducir hacia el trabajo -no importa el lugar donde uno resida- hay veces que el trayecto se hace más aburrido por varias razones. Una de ellas el programa radial que no es muy bueno y porque no hay nadie con quien conversar, porque el co-piloto se duerme.
Resulta chistoso, pero es la verdad. Hay personas que viven en las afueras de la ciudad donde deben levantarse bien temprano para llegar a sus trabajos. El sueño no es reparador y muchos conducen con algo adormilados.
Las personas que se suponen deben evitar que el conductor se duerma al volante son las primeras en dormirse. La mayoría de las veces son las esposas que van al lado de sus maridos. Algunas de ellas aprovechan para maquillarse y quitase los rollos que llevan pegados a su cabeza.
Peor es cuando las personas que se suben a los autos no son ni familiares ni amigos. Tal vez si el conductor tuviera un apoyo en este sentido, quizás muchos accidentes en las mañanas se evitarían.
Dormirse envía varios mensajes, uno de ellos es que se tratan de personas con bajo perfil de productividad y el otro es que no le interesa para nada conversar con el dueño del automóvil (lo único que le importa es que éste lo lleve cerca de su trabajo).
Seamos mejores co-pilotos y saquemos conversación. Quizás en esas mañanas un día arreglemos los problemas del mundo.
La verdad es que en esos pequeños detalles se pone al descubierto, que vivimos en una sociedad donde la gente se comunica poco.
Hoy con tantos avances tecnológicos como el correo electrónico y los celulares, la con versación cara a cara ha pasado a un segundo plano.