¿Fantasmas? en la Escuela
de las Américas
Enrique Watts R.
Colón - EPASA
Fantasía o realidad,
ambas se encierran en el otrora edificio de la Escuela de las Américas
que preparó a grandes militares del continente americano, entre estos
al ex general Manuel Antonio Noriega.
Ruidos extraños en horas de la noche, que espanta a la comunidad
de Espinar se escuchan, al punto que se habla de la presencia de Duendes
que invitan a niños a jugar a orillas del Lago Gatún.
Aunque parece sacada de una historia de ciencia-ficción, se asegura
que existen almas penando en las madrugadas frías y oscuras que cubren
y acarician con el sereno las imponentes estructuras del futuro Hotel de
las Américas.
Ocupada en principio por los soldados norteamericanos que entrenaba
a quienes tenían el mando de ejércitos de Bolivia, Nicaragua,
Perú y otros; y luego por las tropas de las fenecidas Fuerzas de
Defensas, los pasos de militares embotados y marchando salen de estas instalaciones.
Según relatan los trabajadores que adelantan la reestructuración
del edificio para un lujoso hotel, en las noches se escuchan llantos de
mujer, pasos extraños y golpes que causan temor y zozobra cuando
la luna se oculta.
Marcario Salazar, obrero de lugar relata que en las noches e incluso
en el día cuando se suspenden las labores, espantosos ruidos se oyen,
cuando se comprueba que no existe ningún trabajador en las instalaciones.
Marcario explicó que en una ocasión uno de los agentes
de seguridad que custodiaba el lugar asegura haber visto dos niños
y un anciano caminando en el tercer piso del edificio, luego de escuchar
el ruido, les disparó y las balas no los tocaban, luego desaparecieron
en la oscuridad.
Pero esta historia es compartida por Benito Urrutia, un señor
de avanzadas edad también a escuchado llantos de mujer y pisadas
de botas como si se tratara de un desfile militar, parecido al de los grandes
ejércitos.
Silbidos, gritos, cadenas que se arrastran, golpes a puertas y ventanas
incluyendo aullidos son los sonidos que aseguran vecinos y trabajadores
que oyen principalmente cuando la soledad acompaña el área.
Un niño del residencial Espinar manifestó a su madre que
estaba en la escuela de las Américas jugando, cuando observó
en su camisa unas manchas de sangre, corriendo apresuradamente junto a sus
amiguitos hasta su casa donde contaron lo ocurrido.
Se habla que al quitarse los zapatos el niño, estos quedaron
parados de punta, como si alguien los agarra, por lo que han asistido más
al lugar.
En la antigua Escuela de la Américas se realizan trabajos de reconstrucción
del edificio para un moderno y lujoso hotel, por lo que podría haber
originado que las almas que penan se sientan incómodas por lo que
sucede en su estancia.
Durante la invasión norteamericana en diciembre de 1989, las tropas
gringas atacaron el lugar donde se encontraban los soldados panameños,
muchos murieron; pudiera ser el espíritu de alguno que permanezca
en estas instalaciones hablando en términos espirituales.
El misterio que encierra estas estructuras inmensas donde se desarrollaron
grandes manifestaciones en el entrenamiento de los soldados y que algunos
aseguran se cometían torturas, tesis que siempre han desmentido los
militares norteamericanos.
Lo cierto es que entrar al lugar como lo hicimos antes de que se iniciaran
los trabajos hace unos meses era distinto al ambiente de incomodidad y pesadas
que hoy reina en el edificio de la imponente otrora Escuela de las América.
Los primeros residentes de Espinar luego de la reversión de esta
base militar manifiesten que la presencia de monos en el lugar era notoria
y que por la rica fauna y flora del área los ruidos escuchados podrían
son causados por animales y arboles.
Cierto es que el edificio antes de ser la escuela de las Américas
era un hospital con su propia morgue y la presencia de espíritus
podrían estar disgustados por los movimientos que se dan en las estructuras.
Solo observar la fachada del imponente edificio de escalofrío
y hay quienes se atreven a decir que cuando el edificio pertenecía
a las Fuerzas de Defensas, el general Noriega dejó algún trabajo
santería que ahora fue removido. Muchos colonenses atribuyen los
fantasmas y espíritus a los desaparecidos orates y locos de Colón
que, según algunos, eran raptados por los zoneitas para el enfrentamiento
de los soldados que incluía prácticas de torturas en carne
propia.
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