PREGUNTA: Estoy felizmente casado y disfruto mucho con mi esposa, hacemos sexo en todo rato libre. Traté por mucho tiempo de portarme bien, pero una chica de mi barrio se me insinuaba tanto y se vestía súper provocativa que además dejaba ver su tota bien grandota, que me tenía loco. La muy arriesgada fue a mi casa a buscar un martillo prestado cuando mi esposa no estaba, y llegó con una licra rosada que fue la gota que derramó el vaso. Como es hija de papi y mami, le indique que después hablábamos que ese no era ni el lugar ni el momento, total Candela que me he comido con la chica en varias ocasiones, y ahora no podemos parar de comernos porque está igual de buena que mi mujer, traté de dejar ese relajito a un lado, pero ella es bien cuidadosa y ha evitado a todas luces dar sospechas, con tal que le siga llevando a ver las estrellas, después dicen que nosotros los hombres somos los perros, pero eso es lo que nos lleva a esas situaciones, y qué le queda a uno, luchar contra su voluntad o gozar.
RESPUESTA: Tan traviesa es esa chica, como tú. No debes culpar a otros por tu infidelidad y traición a tu mujer. Debes tener mucho cuidado porque el que da recibe, no sea que tu mujer decida ponerte en la parrilla para asarte a fuego lento, así como tu haces con ella. Chao.