No debe haber dolor más grande para un hijo que presenciar el cuerpo inerte de su madre.
La señora María Tomasa de Quintana, a los 64 años, era una mujer muy alegre y activa, recuerda su hijo Miguel Quintana.
Ella, casi todas las mañanas, tenía como costumbre llegar hasta El Parador, en el corregimiento de Pedregal, para comprar pan en una panadería cercana, y comprar el periódico. Ayer, jueves, María Tomasa no llegó a cumplir con ese cometido, pues la muerte le llegó en las ruedas de un pesado camión repartidor de agua.
A las 8: 30 de la mañana, justo cuando se disponía a cruzar la calle, el cisterna con matrícula 522872, arrolló a la mujer dejándola tirada sobre el pavimento en un charco de sangre.
Al lugar del accidente llegaron sus desconsolados hijos Miguel y Missael, y sus vecinos de Villa Cecilia.
El conductor del cisterna, Bonifacio Quintana Bethancourt, argumentó que no vio a la señora. El mismo quedó bajo investigación.
En los 333 días que van del año se han registrado 290 muertos por accidentes de tránsito.