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EDITORIAL
Cáncer en la Universidad
Los universitarios son el colmo. Ahora dicen que van a denunciar a los supuestos policías de civil que presumiblemente agredieron físicamente a estudiantes y administrativos, quienes la semana pasada protagonizaron protestas en la vía Transístmica, debido al corte de energía eléctrica en la alta casa de estudios que está morosa en el pago de sus cuentas. El ministro de Gobierno encargado, Rodolfo Aguilera, respondió que se va a investigar si esta denuncia de los universitarios tiene fundamento, y de ser así, se castigará a los uniformados que incurrieron en falta o delito. Pero también advirtió que la investigación no quedará ahí, porque también se dirigirá hacia los estudiantes y trabajadores administrativos que violaron la ley al bloquear el tránsito vehicular y peatonal por la Transístmica durante casi 28 horas en una semana.
Ahora afinemos el lápiz: en ningún momento las autoridades de la Universidad de Panamá han pedido disculpas por los daños causados a una comunidad harta ya de los abusos que cometen los universitarios al cerrar las calles. La semana pasada la ciudad capital era un hervidero de angustias, de incomodidad y paralización de la producción. Los pobres, además de pobres, fueron víctimas de los desafueros de un grupejo, quienes hoy se hacen pasar ante el foro nacional como víctimas.
Que no se entienda que aceptamos como buenas las acciones abusivas de los supuestos policías que podrían haber atacado estudiantes y ciudadanos trabajadores. En ningún momento. Si eso hicieron, que los destituyan y envíen a la cárcel.
Pero que las prisiones también abran sus puertas a esta gente que desde la Universidad de Panamá está causando desasosiego. Cada panameño que no paga sus recibos de energía eléctrica sufre las consecuencias. ¿Por qué la Universidad va a ser la excepción? Si no pagaron su luz, que vean qué van a hacer a oscuras. Pero que no cierren calles perjudicando a toda una ciudad que sufre ya mucho por el actual estado de cosas.
"Hacia la luz" fue la divisa que inspiró la creación de la Universidad de Panamá. Hoy resulta irónica que esa luz les fue cortada por desatinos administrativos de sus autoridades. Y uno de esos desatinos es el de seguir aceptando en el seno de la casa de estudios grupos que se dedican al vandalismo profesional, conformados en su mayoría por muchachos que pasan de una carrera universitaria a otra, sin acabar nunca, y dedicándose exclusivamente a la política sin fundamento filosófico.
Lo peor es que este ha sido un cáncer que tiene ya muchas generaciones, y pareciera demostrar que parte de la estrategia de las autoridades es alimentar a estos jóvenes, que hacen de la protesta y el caos una profesión.
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PUNTO CRITICO |
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