Una humilde familia se encuentra sumida en el dolor, ante la pérdida de uno de sus miembros más pequeños.
La risa y el llanto de la pequeña Ángela Rosa Rivera Ávila ya no serán escuchados más por su madre, pues una bala de una AK-47 los calló para siempre.
Luego de ser impactada por el proyectil, aproximadamente a las 11:30 de la noche del lunes, Ángela fue operada, pero no superó el estado de coma.
Pasadas casi 24 horas, a los médicos del Hospital del Niño no les quedó más que dictaminarle formalmente la muerte cerebral, durante las primeras horas de la mañana de ayer miércoles y alrededor del mediodía, a pesar de estar conectada a respiradores y otros aparatos, los galenos la declararon muerta.
"Lamentablemente las lesiones que ocasionó el proyectil en la cabeza de la niña eran demasiado severas", indicó el doctor Alberto Bissot, director Médico del Hospital del Niño. Ángela era la segunda de 3 hermanas, vivía junto a su madre Rosa Ávila, en una humilde vivienda, ubicada en la planta baja del edificio Tulipán, en calle 25, El Chorrillo.