EDITORIAL
Llamarada de capullo
Llamarada de capullo se designa en muchos pueblos de la península de Azuero a la alharaca que se forma tras un suceso que a la larga resulta falso o para usar otro aforismo, "cohete folla´o". Tal parece ser el caso del sacerdote Jesús Héctor Gallego, cuya presunta osamenta fue encontrada en el cuartel de "Los Pumas" de Tocumen. Como es de suponer, desde el Jefe de la Guardia Nacional, el del Cuartel de Tocumen y toda la jerarquía del instituto castrense, dicen ahora no saber nada de nada de un hecho ocurrido en 1971. Hay quienes perciben que este escándalo se ha destapado para distraer la atención de algo. Lo cierto que hay que esperar el resultado de las complicadas pruebas científicas del ADN para determinar a quién corresponden los restos exhumados en la fosa clandestina encontrada en Tocumen. Las hermanas de Héctor Gallego se están quejando del Ministerio Público, y ayer sostuvieron una reuniòn con fiscales, forenses y la alta jerarquìa de la Iglesia Católica, para aclarar lo que ellas consideran falta de información sobre las investigaciones.Es cierto que en este caso hay muchas nebulosas sobre los presuntos culpables, y al desempolvar el caso Gallego, se han generado más dudas. Las autoridades pertinentes deben actuar con prudencia al querer desentrañar un misterio que involucra a militares que en vez de hacer valer el Código de Honor, mantienen en vigencia un Código de Silencio. Para evitar lo que se denomina en nuestros pueblos llamarada de capullo, se deben desarrollar con seriedad las investigaciones y procurar que todos los militares conocedores de la suerte del sacerdote colombiano, revelen todo lo que saben.
PUNTO CRITICO |
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