MENSAJE
El porqué del amarillo
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
Cuenta Jorge Luis Borges que
cuando era chico, sus padres lo llevaban al zoológico y se pasaba
horas observando los leopardos, los jaguares y los tigres. Era tan grande
su fascinación que él se quedaba mirándolos hasta
la hora de cerrar.
Pasados los años, se queda casi ciego, y el único color
que distingue es el amarillo. El primer color que recuerda haber visto es
el amarillo, que es el del pelaje del tigre, y ahora será también
el último que verá. En Nueva York -dice Borges-, los taxis
amarillos están pintados de amarillo porque es el color que mejor
se distingue. En Canadá se ha constatado mediante experimentos que
bajo ciertas condiciones en que se ven los autos rojos, todavía se
distinguen los amarillos. Y a eso se debe que en Buenos Aires los techos
de todos los taxis sean amarillos.
Esas reflexiones del renombrado poeta argentino debieran hacernos reflexionar
a nosotros. Si les sumamos a ellas el hecho de que los colores que no distinguen
bien los daltonianos son el verde y el rojo, mientras que el amarillo sí
lo distinguen con claridad, por qué será que el amarillo es
el color de la señal de advertencia de peligro en vez de la señal
de echar a andar o de detenerse? ¿No sería más lógico
que en los semáforos en todo el mundo el color más visible,
el amarillo, indicara "¡Alto! ¡Deténgase!"
en vez del rojo? ¿Acaso no es más importante que una advertencia
la función de detenerse?
Tal vez la respuesta a esa incógnita sea que cuando se acatan
las advertencias, se salva la vida. Las advertencias nos dan tiempo para
reaccionar, para ponernos a salvo sin tener que frenar en seco. Sin duda,
a eso se debe que la Biblia, el manual de conducción del ser humano,
esté llena de advertencias para cada uno de nosotros. Hay advertencias
contra el engaño, contra la insensatez y el rechazo a la sabiduría,
contra el adulterio, contra la idolatría, contra la opresión
del pobre, contra la incredulidad; y hay advertencias de que no se rechace
a Dios sino que se le preste atención a su voz. "Es necesario
que prestemos más atención a lo que hemos oído -nos
advierte el escritor a los hebreos-... Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan
el corazón como sucedió en la rebelión... Porque si...
toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo,
¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación
tan grande?"
En vez de ser insensatos y rechazar la sabiduría, seamos sabios
y acatemos esas advertencias divinas. Dios quiere que vayamos al cielo,
color verde, y no al infierno, color rojo. Por eso nos ha dado tantas advertencias
claras, color amarillo. Hagámosle caso. Así viviremos tranquilos,
sosegados y sin temor del mal, como nos lo ha prometido.


|

|
CULTURA |
Van Gogh enloquece a turistas y washingtonianos. |
 |