EDITORIAL
Valor cívico en los pueblos de la provincia de Los Santos
El cura párroco de
la ciudad de Las Tablas se quejó de la mansedumbre del pueblo tableño
en el sentido que dan la vida por el carnaval, pero que se muestra indiferente
con lo que ocurre en su entorno.
De acuerdo con el prelado, Las Tablas es una ciudad completamente sucia,
llena de polvo y lodo, con las calles que son un desastre, pero esa situación
no parece afectarle a la comunidad tableña que muestra una inercia
irritante con problemas que le son inherentes.
Según el sacerdote, la compañía que rehabilita las
calles de esa población no ha cumplido o por falta de presupuesto,
no atiende en forma eficiente las labores a ella encomendada, proyectando
una imagen de abandono y desaliño de una ciudad que es, supuestamente,
una población turística por el carnaval y las fiestas de Santa
Librada, que gozan de renombre nacional.
Pero no solamente es Las Tablas la que acusa el evidente abandono. Las
comunidades costeras de la provincia de Los Santos se quejan de la falta
de protección y seguridad, ya que se viene dando constantes robos
de motores de fuera de borda y otros implementos que usan los pescadores
artesanales. Incluso, las incursiones de barcos piratas y narcotraficantes
están afectando a los pacíficos pobladores de los distritos
de Pedasí y Tonosí, sin que las autoridades correspondientes
tomen cartas en el asunto.
Hace poco, la comunidad tonosieña demandó de la Policía
Nacional un vehículo, ya que las autoridades de esa región
no tienen transporte para sus operativos, pero hasta el momento, parece
que no hay respuesta satisfactoria para los habitantes de la "Esmeralda
de Azuero".
Para demostrar que se le tiene amor a Las Tablas y a todos los distritos
santeños hace falta algo más que aspavientos y darse golpes
de pecho proclamando un cariño a la tierra que los vio nacer. Hace
falta valor cívico. Responder al llamado de la tierra identificándose
con sus problemas. Los pueblos santeños, que han dado muestras de
unidad, deben solidarizarse con el interés de resolver estas anomalías,
porque este no es un problema aislado sino que le concierne a todos.
La región de Azuero, es, por antonomasia, progresista. Por ello,
reclama el concurso de sus coterráneos para exigir más y mayor
atención a sus problemas. Pero tienen que marchar unidos y recordarle
a las autoridades que los santeños también son panameños
y están esperando días mejores. Ya tienen la estocada de la
degradación de aranceles que afecta a los productores agropecuarios
para que ahora se sume la falta de seguridad.
Es oportuno recordarle a las autoridades que los santeños son
alegres y trabajadores, pero no deben menospreciar su corazón rebelde.


|